Esta semana la búsqueda del sumergible del Titanic ha mantenido en vilo a medio mundo. La inmersión para ver los restos del transatlántico empezó el domingo y los cinco ocupantes tenían 96 horas de reserva de oxígeno. Mientras, se extendía el área de búsqueda y se ampliaban los medios en un despliegue internacional sin precedentes.

El tiempo pasaba y todos permanecíamos pegados a la televisión, pendientes de las últimas horas y de los progresos que se llevaban a cabo. Hubo un momento en el que el operativo que se concentraba en la zona escuchó "sonidos submarinos", pero la esperanza de encontrarlos con vida se desvaneció tras agotarse el tiempo de oxígeno. La Guardia Costera de EEUU ya ha confirmado que los cinco expedicionarios murieron

La búsqueda del sumergible ha demostrado una vez más la capacidad que tienen estos accidentes de conmocionarnos. Historias terribles que, tras días de máxima expectación mediática, acaban en tragedia. La rabia, la impotencia de no poder hacer nada y ver cómo, frente a nuestras narices, la vida de estas personas se esfuma. Son muchos los casos que han conmocionado a la opinión pública a lo largo de la historia. Desde desapariciones hasta secuestros por motivos políticos que acaban en asesinatos.

De Omayra Sánchez a Yulen

Omayra Sánchez Garzón murió en 1985 con 13 años, víctima de la erupción del volcán Nevado del Ruiz en 1985. La niña colombiana adquirió reconocimiento mundial al estar tres días atrapada entre el lodo y restos de su propia casa.

Ocurrió hace ya 38 años, pero muchos recordarán los tres días de agonía. Las cámaras de televisión recogieron sus últimas horas de vida. Varios socorristas y policías trataron de sacar a Omayra, pero resultó imposible. Sus piernas estaban atrapadas por los escombros. Los miembros del equipo de rescate hablaban con ella. "Tengo miedo que el agua suba y me ahogue porque yo no sé nadar aunque soy aquí de tierra caliente", llegó a decir a los periodistas.

Omayra finalmente murió de gangrena o hipotermia tras 60 horas de agonía, tanto de la niña como del resto del mundo que vio como poco a poco perdía irremediablemente su vida.

El 27 de febrero de 2018 Gabriel Cruz, un niño de apenas ocho años que recordamos como "Pescaíto" por un vídeo que compartió su madre, desapareció en Las Hortichuelas, en Níjar (Almería). Durante 12 días no se supo nada del niño. España entera estuvo expectante mientras apoyaba en tiempo real a su madre, esperanzados de encontrar al pequeño con vida.

Lo que se supo más tarde es que el niño murió estrangulado el mismo día de su desaparición, pero no fue hasta el 12 de marzo cuando pillaron a la pareja del padre de Gabriel trasladando su cadáver.

Son varios los casos de niños que han acabado en tragedia. Muchos recordarán a Julen Jiménez, el pequeño de dos años que cayó en un pozo de apenas 25 centímetros de diámetro y de unos 107 metros de profundidad en el término municipal de Totalán, en Málaga.

Se precipitó al pozo el 13 de enero de 2019. Fueron 13 días frenéticos en los que tuvimos los nervios a flor de piel mientras veíamos en directo la compleja operación. Se puso todo el empeño para encontrar al niño, pero como más tarde determinó la autopsia, Julen murió en el instante en el que cayó al pozo.

Otro de los casos más recientes es el de Olivia y Anna Gimeno Zimmermann, las niñas de Tenerife de seis y un año, que desaparecieron el 27 de abril de 2021. No hubo apenas rastro de ellas hasta mes y medio después, cuando el buque oceanográfico Ángeles Alvariño localizó a mil metros de profundidad el cuerpo de la mayor de las dos hermanas.

El 30 de junio de ese mismo año el Ángeles Alvariño abandonó definitivamente la búsqueda de Anna y Tomás Gimeno, el padre de las pequeñas y presunto homicida. La causa está archivada hasta que aparezca Tomás Gimeno.

Otros accidentes

Uno de los casos más recordados es el que ha pasado a la historia como "la tragedia de los Andes". El 13 de octubre de 1972 un avión a turbohélice de la Fuerza Aérea Uruguaya con cuarenta y cinco pasajeros se estrelló contra el valle de las Lágrimas en los Andes. A bordo iban jugadores e hinchas del club de rugby Old Christians, exalumnos del colegio Stella Maris-Christian Brothers, que viajaban a Chile para disputar un partido.

Las personas que sobrevivieron tras el accidente tuvieron que enfrentarse al frío, el hambre y la muerte. Y situaciones extremas como acabar comiendo la carne de los fallecidos para mantenerse con vida.

Fueron veintinueve personas las que sobrevivieron tras el accidente, veintisiete al día siguiente, diecinueve después del alud y dieciséis definitivos.

Valle de las Lágrimas, enero de 1973.

El naufragio del Villa de Pitanxo es uno de los más graves que ha sufrido la flota pesquera española en las últimas décadas. El 15 de febrero de 2022 el naufragio del pesquero español acabó con la vida de 21 de los 24 marineros a bordo.

El desprendimiento de la ladera del vertedero de Zaldívar generó una crisis en el Gobierno vasco por el modo de gestionar las irregularidades que detectó en la empresa. 

El desprendimiento de la ladera de un monte sobre la autopista A-8 entre Bilbao y San Sebastián sepultó a dos trabajadores en febrero de 2020. Los primeros meses de pandemia, en agosto de ese mismo año, encontraron los huesos de uno de ellos. A día de hoy, el suceso sigue pasando factura al PNV.

Tragedias con motivaciones políticas

Los atentados y secuestros políticos han marcado la historia de nuestro país y del mundo entero. Son muchos los casos que conmocionaron a la opinión pública.

Entre ellos se encuentra la "masacre de Munich", el secuestro y asesinato de 11 deportistas israelíes en las Olimpiadas de Múnich 1972. El autoproclamado grupo palestino ‘Septiembre Negro’ decidió hacerse oír secuestrando deportistas del país enemigo. 

Cualquier suceso de estas características es digno de ser escaparate del mundo, pero si las víctimas son un grupo de deportistas y además en unas Olimpiadas, la expectación es aún mayor. Un escaparate con millones de audiencia.

El secuestro de Miguel Ángel Blanco duró tres días que cambiaron para siempre al país y a la sociedad en su lucha contra ETA, en especial en Euskadi. Miles de personas salieron a las calles para alzar las voces de aquellos a quienes la banda terrorista intentó callar con violencia y extorsiones. Mientras, el tiempo corría. Los terroristas dieron un plazo de 48 horas para que volviesen los 600 presos de la banda al País Vasco.

Las 72 horas entre el 10 y 13 de julio de 1997 fueron agónicas. El pueblo vasco y español esperaba con ansia las noticias del retorno del edil, pero finalmente ETA no tuvo piedad y lo mató.

En 2002 un grupo armado de terroristas islámicos irrumpió en el teatro Dubrovka (Rusia) en plena función, con casi un millar de espectadores dentro. La respuesta del presidente ruso Vladimir Putin fue devastadora. Se conoce como uno de los mayores actos terroristas de la reciente historia rusa, con más de 130 muertos.

Ante el peligro real de que los terroristas cumplieran sus amenazas y comenzaran a asesinar a los rehenes, el Kremlin decidió tomar por asalto el teatro utilizando gases tóxicos. A pesar de que las fuerzas de operaciones especiales lograron penetrar en el edificio y pudieron neutralizar a los extremistas, 116 rehenes murieron intoxicados por el gas.

334 muertos, 186 de ellos menores

La masacre de la escuela de Beslán tuvo lugar el 1 de septiembre de 2004, cuando un grupo islamista de unas 30 personas armadas irrumpió en un colegio de Beslán, en Osetia del Norte (Rusia), tomando como rehenes a 1181 personas, la mayoría niños. Durante 52 horas estuvieron sin apenas beber, semidesnudos para combatir el calor y rodeados de explosivos que podían pulverizarlos en cualquier momento

Se montó un cordón de seguridad alrededor del colegio, formado por policías rusos y fuerzas del ejército, mientras los atacantes minaron minaron el edificio con artefactos explosivos improvisados y los rodearon con trampas explosivas.

Tal fue la expectación que, por petición de Rusia, tuvo lugar una reunión especial en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en la tarde del 1 de septiembre, en la que los miembros del consejo pidieron la "liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes del ataque terrorista".

Tras varios días de negociaciones entre el gobierno ruso y los atacantes, la espera terminó el 3 de septiembre con un tiroteo entre los secuestradores y las fuerzas de seguridad, que dejó 334 muertos (186 de ellos niños) y más de 700 heridos.