Los mercados financieros han recibido con elevada agitación las noticias provenientes de Reino Unido. La sorprendente decisión de la primera ministra británica, Theresa May, de convocar elecciones anticipadas para el próximo 8 de junio, ha disparado la incertidumbre sobre los parqués, propiciando notables movimientos en los activos más afectados por la situación.

La falta de claridad sobre cómo este inesperado suceso puede afectar al curso de las negociaciones entre Reino Unido y la Unión Europea para llevar a cabo el proceso de desconexión entre el país y el mercado común, el famoso Brexit, ha motivado respuestas confusas por parte de los inversores.

La mejor prueba la ha dejado la libra. Cuando se comenzó a especular con la posibilidad de que May convocara nuevas elecciones, la moneda británica sufrió una súbita caída que llegó a rondar el medio punto porcentual en su cruce frente al euro, situándose claramente por debajo de los 1,18 euros. Sin embargo, cuando la noticia se hizo efectiva, la moneda recuperó posiciones con rapidez y, de hecho, se situó por encima de los 1,19 euros por primera vez desde el pasado diciembre.

Los analistas consideran que la posibilidad de que el Partido Conservador que lidera May refuerce su liderazgo en unas próximas elecciones, como parecen sugerir las encuestas, es vista con buenos ojos por el mercado, ya que haría más previsible la postura británica durante las negociaciones del Brexit.

No obstante, esta lectura positiva de los sucesos no fue suficiente para la bolsa británica. A poco más de media hora para el cierre de la sesión, el Ftse 100 británico restaba más de un 2,2%, lo que suponía su mayor caída en los últimos diez meses, precisamente desde los días posteriores al referéndum en el que el pueblo británico votó a favor de la ruptura con la Unión Europea. El fuerte repunte de la libra se convertía en una factor negativo para algunos de los valores con mayor actividad exportadora.

El principal índice de la bolsa británica se situaba así en sus niveles más bajos desde el pasado 2 de febrero, arrastrado por compañías de materias primas, como Anglo American, BHP Billiton y Glencore o farmacéuticas como GSK y Astrazeneca. Todas ellas firmaban recortes superiores al 3%.

Por su parte, en el mercado de la deuda, el interés del bono británico a diez años llegó a registrar un recorte de hasta cinco puntos básicos y se situó a un paso de caer por debajo de la barrera del 1%, unos niveles que no alcanza desde el pasado octubre. Pero este movimiento también perdió intensidad con el paso de las horas.

El nuevo frente de incertidumbre en torno al Brexit abierto por la convocatoria de nuevas elecciones en Reino Unido no sólo pasaba factura a los activos británicos. En Europa, los principales índices bursátiles registraban notables recortes, mientras los índices de volatilidad se disparaban a los niveles más elevados desde el pasado verano.

En este sentido, los últimos sondeos en Francia, que muestran un panorama cada vez más apretado, en el que hasta cuatro candidatos podrían llegar a pasar a la segunda ronda electoral, también contribuye al nerviosismo inversor, que se plasmaba en un recorte del índice bursátil francés Cac 40 superior al 1,3%.

Mientras tanto, los activos refugio volvían a aprovechar el repunte de las tensiones políticas. El oro se mantenía en las proximidades de los 1.300 dólares, máximos de cinco meses, mientras el interés del bono alemán a 10 años restaba un punto básico, hasta el 0,17%, su nivel más bajo desde noviembre.