Los primeros daños que la crisis catalana ha provocado sobre la economía ya están tasados. El más grave hasta el momento es la sangría de empresas que se han llevado la sede. Ya van 1.700 y algunas, como La Caixa, no piensan volver. La rebelión soberanista también ha obligado al Ministerio de Economía a recortar tres décimas la previsión de crecimiento del PIB para el próximo año, del 2,6% al 2,3%.

Ambos son hechos palpables, con reflejo estadístico. También una avanzadilla de lo que queda por llegar. Porque el impacto del pulso independentista se dejará sentir en los próximos días, como las réplicas de un seísmo.

A excepción del recuento que realizan los Registros Mercantiles -que ha permitido contabilizar a diario la fuga de sociedades-, hasta ahora no se han publicado cifras oficiales que permitan medir los perjuicios económicos. A partir de este martes 2 de noviembre, comenzarán a difundirse las estadísticas de octubre; el mes que arrancó con la imagen de las urnas de plástico del 1-O y ha culminado con la aplicación del 155 y la huida de Carles Puigdemont.

Frenazo de las inversiones

¿Invertiría usted ahora mismo en Cataluña? Esa es, con alguna matización, la pregunta que formuló hace unos días la consultora Kreab a una veintena de grandes inversores internacionales. De la respuesta no se pueden extraer conclusiones más claras: uno de cada dos fondos no tiene entre sus planes invertir en Cataluña a corto plazo. La razón es obvia: la boyante comunidad autónoma, intervenida por el Gobierno central, se ha convertido en un destino de riesgo. En el mismo estudio, el 80% de los encuestados confiesa que la situación política tendrá un impacto "negativo o muy negativo" en sus decisiones de inversión en la región.

El de Kreab no es el único informe. “Esperamos que la incertidumbre afecte significativamente a la inversión extranjera y doméstica en Cataluña; también a los flujos turísticos en el trimestre actual", advertía en una nota JP Morgan sólo una semana después del referéndum del 1-O. O sea, cuando el mayor banco estadounidense remitió tales consideraciones a sus clientes, el escenario era menos malo: ni el Gobierno había aplicado el artículo 155, ni la Generalitat había proclamado la independencia.

La campaña navideña, amenazada

No es un secreto que los comercios del centro de Barcelona se están resintiendo ante la mayor crisis política de la democracia. Los propios comerciantes han reconocido descensos de ventas próximos al 10% en las últimas semanas. También están sufriendo las grandes superficies. El Ministerio de Economía avanzó recientemente que la caída de ventas en algunos gigantes de la distribución alcanza el 20%. El caso más paradigmático es el de El Corte Inglés, cuya centro en la Plaza de Cataluña ha sufrido algunos días recortes de ingresos cercanos al 40%.

Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística ya apuntan un descenso tenue de las ventas del comercio en Cataluña. Al cierre de septiembre, antes de los sucesos del 1-O, se situaba en la cola de las regiones con menor crecimiento (un 1,1%, sólo superada por Castilla La Mancha, con un 0,5%).

La explicación de los descensos hay que buscarla, sobre todo, en la caída del turismo. La zona más céntrica de Barcelona sufre, además, el añadido de albergar manifestaciones. Desde algunas grandes superficies ya se advierte en privado el temor a que la crisis política salpique a la mejor época del año para el sector, la Navidad. La campaña navideña representa como mínimo el 20% de la facturación de muchas empresas y en algunas llega hasta el 50%. No extraña, por tanto, que muchos empresarios catalanes miren con inquietud el panorama que se avecina en la comunidad autónoma, con el turismo flaqueando, las instituciones intervenidas, unas elecciones convocadas y nuevas movilizaciones a la vuelta de la esquina.

Temor en el sector inmobiliario

Al igual que ocurre con otras actividades, aún no hay estadísticas sobre los efectos en el sector inmobiliario. Pero quienes se dedican a la compraventa de ladrillo palpan ya una ralentización de las operaciones. En este caso, el daño está limitado a Cataluña. Por ejemplo, CMS Albiñana & Suárez de Lezo, una de las mayores firmas de asesoría legal, reconoce que se han paralizado decisiones de inversión por el aumento del riesgo. Las operaciones que pueden quedar atascadas en las próximas semanas no tienen que ver tanto con la vivienda, sino con el mercado de las oficinas y el hotelero.

De hecho, ya hay un ejemplo, y de calado. Este martes, Hispania anunció que paralizaba una de las mayores operaciones inmobiliarias en marcha. La socimi tenía previsto desprenderse de su cartera de oficinas en España, para centrarse en la gestión de hoteles. La compañía, entre cuyos principales accionistas se encuentra el multimillonario Georges Soros, no esconde por qué ha dado marcha atrás: la incertidumbre pesa demasiado en el sector.

Un freno imprevisto para el PIB

La economía española sufrirá en los próximos meses el zarpazo del desafío soberanista. En el plan presupuestario remitido a Bruselas, el Gobierno admite que, tras la revisión a la baja del crecimiento, se esconde "una ligera contención de la demanda interna, resultado del impacto negativo derivado de la incertidumbre asociada a la actual situación política en Cataluña".

Por ahora, la crisis política se ha llevado por delante tres décimas de la previsión de PIB para 2018. Que ese recorte crezca o no, dependerá de lo que ocurra en los próximas semanas. "El mayor riesgo para España es la situación en Cataluña. De prolongarse indefinidamente el impasse, terminaría por afectar a las primas de riesgo y aumentaría la carga financiera que soportan tanto el sector público como el privado, debido al todavía elevado endeudamiento", alertaba Funcas en su último informe sobre la economía española.

Obviamente, será la economía catalana la que sufra con más intensidad las secuelas. “Esperamos que la incertidumbre afecte significativamente la inversión extranjera y doméstica en Cataluña, así como los flujos turísticos en el trimestre actual", advertía JP Morgan en su informe del 9 de octubre. "Si se prolonga aún más, el impacto podría ser similar a un choque de confianza amplio”, añadía.

Sombras sobre el empleo

¿Ha tenido el desafío independentista algún impacto sobre el empleo? Aún es pronto para saberlo. Los últimos datos disponibles están en la última Encuesta de Población Activa (EPA), publicada el 26 de octubre. La muestra se realizó entre julio y septiembre, es decir, antes del referéndum y, por tanto, del auténtico seísmo. En la EPA del tercer trimestre, tradicionalmente benigno para el empleo, Cataluña aparece como una de las autonomías donde más descendió el paro (21.800 personas).

El impacto en la contratación se dejará ver en el próximo recuento del paro registrado en las oficinas de empleo. Y, sobre todo, en la EPA del último trimestre del año. Las perspectivas son inquietantes. En una reciente entrevista, el presidente de Cepyme, Antonio Garamendi, advertía que “la salida de empresas en Cataluña se pagará en empleos”. "Tras las grandes empresas hay un efecto tractor enorme”, reconocía a El Independiente el líder patronal de las pequeñas y medianas empresas.

El turismo, el sector más vapuleado

La inestabilidad política, con su fiel reflejo en muchas calles de Cataluña, lleva tiempo pasando factura a la actividad turística en la comunidad autónoma. Lo están notando las empresas hoteleras y las plataformas que gestionan las reservas. Al igual que ocurre con el comercio, la salud del negocio turístico también podría resentirse en el último trimestre, que alberga un largo puente y la Navidad.

El lobby hotelero Exceltur cifra la caída de las reservas en el 20%. Y advierte de que el peso considerable que tiene Cataluña en el turismo nacional amenaza con arañar un punto al PIB del sector en 2017, del 4,1% previsto al 3,1% al final del año. "De agravarse en los próximos meses el escenario de volatilidad y altercados, y ello se tradujese en una imagen de conflictos permanentes e inseguridad ciudadana, el impacto negativo para el negocio turístico en el cuarto trimestre para Cataluña podría subir y llegar a suponer hasta 1.796 millones de menores ingresos", alerta Exceltur. En ese supuesto, la actividad turística podría desplomarse hasta un 30%.

El parqué, cerrado para nuevas operaciones

Las turbulencias políticas han cerrado, en la práctica, el parqué bursátil para nuevos debutantes. Ninguna empresa dará el paso en un país que sufre la mayor crisis institucional de las últimas cuatro décadas. Hay una que se atrevió tras el referéndum, Aedas. Con el artículo 155 enseñando ya los dientes, la promotora inmobiliaria decidió dar el salto y empezó a cotizar el día 19 de octubre. Pese a rebajar considerablemente el precio de salida, sus acciones se estrellaron en la primera jornada y protagonizaron el peor debut en 18 meses.

La evolución de Aedas, que acumula pérdidas cercanas al 7% desde el estreno, ha disipado las dudas de otras compañías que estudiaban el desembarco en bolsa. Como Metrovacesa, uno de sus rivales. Sus dueños (Santander, Popular y BBVA) pensaban sacarla al mercado justo después de Navidad. Pero, como avanzó El Independiente, los accionistas han decidido aplazar la operación a la espera de que amainen las hostilidades en la política.

Incertidumbre para la banca

La banca es, con diferencia, el sector que más ha sufrido con la rebelión de Puigdemont. Pocos habrían pronosticado hace sólo un par de meses que CaixaBank instalaría su sede en Valencia y el Sabadell en Alicante. En los días posteriores al referéndum, ambas entidades sufrieron una dramática salida de depósitos (unos 14.000 millones) hacia sucursales de otras provincias o a cuentas de la competencia. El ahorro ha empezado a regresar, pero ambas entidades pueden sufrir en bolsa con los nuevos giros que dé la crisis política. De momento, ya hay analistas que afirman que ninguna de las dos cumplirá sus planes estratégicos.

La debilidad de la banca en bolsa en los días posteriores al 1-O también ha animado a los fondos especuladores a tomar posiciones en el sector. La prueba está en el aumento de las posiciones cortas en torno a algunas entidades, sobre todo Sabadell, Bankia y BBVA.