La suerte está echada. A falta de conocer cuál será la resolución del larguísimo comité de dirección que a estas horas sigue reunido en la sede nacional del partido, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo ha movido ficha. En su última conversación con el todavía líder del PP le planteó la siguiente disyuntiva, esto es, o congreso extraordinario o dimisión de inmediato para dar paso a una gestora que dirija el partido hacia una nueva etapa en la que el gallego se perfila como la opción con más posibilidades de salir.

Sin embargo, en Génova parecen tentados a resistir. La todavía dirección nacional intenta recabar apoyos entre sus presidentes provinciales y diputados y senadores para medir sus fuerzas a los que llamado a Génova. El secretario general popular, Teodoro García Egea, está reclutando partidarios ante unos barones que hacen frente común en torno al gallego Feijóo quien "es el portavoz de todos nosotros", admite uno de ellos.

La mayoría de los dirigentes territoriales están abandonando a Casado

La mayoría de los presidentes territoriales, gobiernen o no sus comunidades, miran hacia el gallego. De los más fieles, esto es, Murcia, Valencia y Aragón, sólo Fernando López Miras sigue apoyando a García Egea. Los demás se van descolgando poco a poco. Además de Díaz Ayuso, tanto el andaluz, Juan Manuel Moreno, como el castellano y leonés, Alfonso Fernández Mañueco, se alinean con el presidente de la Xunta.

También la gallega Ana Pastor se ha sumado al coro de voces que cree que la situación del partido ya es insostenible y Pablo Casado debe dejar paso a un nuevo liderazgo, según ha podido saber El Independiente. Su opinión no es secundaria ni mucho menos dada su proximidad de Feijóo. En este sentido también el vicesecretario Jaime Olano ha pedido que se dé voz a la militancia.

Asimismo, la diputada por Valencia, "casadista" de primera hornada y presidenta del Comité electoral Nacional, Belén Hoyo, ha pedido en la reunión la dimisión del secretario general, Teodoro García Egea, aunque esa ya es una medida "que el pasado jueves hubiera tenido sentido y ahora es demasiado tarde", dice un destacado diputado del PP de los que no han sido convocados a Génova para contar apoyos.

Ruptura en el comité de dirección

Al plantón, indisimulable que ha dado el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, al comité de dirección, se han unido otras críticas internas como las de las portavoces de Congreso y Parlamento Europeo, Cuca Gamarra y Dolors Montserrat, respectivamente, también partidarias de adelantar el congreso.

Núñez Feijóo estaría valorando optar, esta vez sí, a la presidencia nacional del PP en un momento crítico, pero no desea, como en 2018, tener que pelearse en unas primarias con otros candidatos con opciones, por ello, que Casado se enroque no es una buena noticia para él. De momento la baronesa popular Isabel Díaz Ayuso ha dejado claro que su sitio es Madrid y no aspirará dar el salto a la política nacional, sabedora de los temores del gallego, mensaje que le ha trasladado en su interlocución constante.

A Feijóo le cuesta abandonar la comodidad de su cuarta mayoría absoluta en Galicia para venir a Madrid y cerrar una herida sangrante que ha llevado al PP a una de sus peores crisis. Si lo hiciera, quiere vía libre, no tener que pelear con el actual presidente del PP, consciente además de las limitaciones de liderar un partido sin asiento en el Congreso de los Diputados. Apenas sería por dos años, si Pedro Sánchez agota la legislatura, pero es un hándicap sin ninguna duda. No obstante, el hecho de que se hayan comenzado a mover algunas piezas en Galicia apunta a que ha tomado conciencia de la gravedad de la situación.

El PP de Galicia se suma a las tesis del congreso extraordinario

Si el presidente de Nuevas Generaciones de Galicia, Adrián Pardo, suscribe un manifiesto en el que pide que se convoque de forma urgente un congreso y se nombre, hasta que llegue ese momento una dirección provisional, es que, sin duda, el órdago está echado.

Otras fuentes en el PP sugieren, precisamente, la posibilidad de que el presidente de la Xunta se ponga al frente de una especie de "operación Fraga", esto es, que lidere el partido provisionalmente hasta el próximo congreso sin abandonar la presidencia de la Xunta, lo que podría ser un camino intermedio para salir del marasmo. La dificultad de esta vía la constituye la ausencia de un liderazgo claro para sustituir a Casado y eso solo lo puede hacer, a día de hoy, el gallego.