La fecha del domingo 18 de febrero de 2024 ya estaba en el radar del Partido dos Socialistas de Galicia (PSdeG-PSOE) desde hace semanas. La cúpula autonómica y Ferraz daban por hecho que el presidente de la Xunta, el popular Alfonso Rueda, optaría por no agotar la legislatura y adelantar las elecciones gallegas, y por eso el partido activó los mecanismos internos para elegir candidato, y lo mismo ocurrió en Euskadi. Finalmente, la convicción de que Rueda llevaría los comicios a la vuelta de las vacaciones de Navidad era total. Y así ha sido. Las urnas se abrirán en Galicia el 18-F, y no coincidirán con las del País Vasco por primera vez desde 2009. El lehendakari, Iñigo Urkullu, podría situar sus elecciones en marzo o abril o bien solaparlas con las europeas del 9 de junio.

La competición más complicada para los socialistas es, sin duda, la que se disputará en Galicia en menos de dos meses. Por la solidez del PP en la comunidad, que ha gobernado 34 de los últimos 41 años —esto es, desde 1982, cuando fue investido, tras las primeras elecciones autonómicas, el conservador Gerardo Fernández Albor—, por el asentamiento del hoy presidente y sucesor de Alberto Núñez Feijóo, por el sorpaso que el BNG le dio en 2020 y por la división a su izquierda, dada la fractura entre Sumar y Podemos. Reconquistar la Xunta, recuperar el Gobierno que estuvo en sus manos (y las del BNG) por última vez entre 2005 y 2009, se antoja una empresa difícil, aunque Ferraz promete que echará el resto para arropar al candidato del PSdeG, un desagraviado José Ramón Gómez Besteiro.

En A Coruña el presidente aprovechará para solemnizar los cambios de su ejecutiva. En la conferencia intervendrá Zapatero, el talismán de la última campaña socialista

Ya Pedro Sánchez arropó al cabeza de cartel de los socialistas gallegos el pasado 16 de diciembre en Santiago de Compostela, en la inauguración de la convención política autonómica. Y volverá el mes próximo a otro gran acto: será el 19, 20 y 21 de enero, en A Coruña, a la conferencia política federal en la que se relanzará el proyecto socialista de cara al nuevo año. Una cita, además, que el presidente aprovechará para reorganizar su dirección: configurado el nuevo Gobierno, ahora tocan los cambios en la ejecutiva del PSOE, aunque apenas hay pistas sobre cómo serán esos reajustes.

En el PSdeG y en la dirección del PSOE, la esperanza de que pudiera cuajar un cambio, dado el menor conocimiento y tirón de Rueda respecto a Feijóo, su mentor, se ha tornado en preocupación. En el Ejecutivo y en Ferraz no inquietó la primera derivada de la ruptura de Podemos y Sumar. Esto es, el impacto en la legislatura y en la estabilidad del nuevo Gobierno. La líder de los morados y exministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, trasladó al titular de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, que su partido no jugaría a tumbar al Gabinete. Lo que alarmaba más a los socialistas era la segunda derivada: las consecuencias electorales.

Para las generales del 23-J, Sánchez y su equipo empujaron para que la plataforma de Yolanda Díaz y Podemos concurrieran juntos, conscientes de que si lo hacían por separado las opciones de suma de la derecha y la ultraderecha se multiplicaban. La alianza fue posible en aquel momento, pero nació frágil y apenas aguantó seis meses viva entre fortísimas tensiones y desencuentros. Ahora, consumada la fractura, la reunificación de ese espacio de cara al 18-F parece imposible. Con un añadido más: Esquerda Unida, la marca autonómica de IU, no ha decidido con quién se alineará. Así, no está claro aún cuántas candidaturas habrá ni qué coaliciones se trabarán, pero el plazo límite para registrar estas concluye el viernes 5 de enero. Tampoco hay cabezas de lista.

Sorpaso del BNG en 2020... ¿y ahora?

El partido más consolidado a la izquierda del PSdG es el BNG. Ana Pontón, que repetirá el 18-F como candidata, quedó segunda en los comicios de julio de 2020, con 19 diputados, por detrás del PP de Feijóo (42) y por delante de los socialistas (14). La coalición de Podemos-Anova-Esquerda Unida salió del Parlamento gallego, cuando en 2016 había conseguido 14 representantes. El PSdeG aspira, por lo pronto, a recuperar la segunda posición en la Cámara autonómica. Y cree que puede hacerlo con Gómez Besteiro de número uno. Para complicar el tablero, Anova, la formación del histórico dirigente nacionalista Xosé Manuel Beiras, no ha desvelado qué hará el 18-F, aunque sí que ha descartado que Martiño Noriega, exalcalde de Santiago por En Marea, sea el candidato de Sumar.

Para Sánchez, se trata de convencer de que "el cambio es viable", "romper con la percepción de que está todo hecho" para el PP

Sánchez y la cúpula del PSdeG, liderada por Valentín González Formoso, han ido poco a poco rehabilitando a un peso pesado del partido. A José Ramón Gómez Besteiro (Lugo, 1967), elegido secretario general de la federación en 2013 pero que en 2016 tuvo que renunciar a su liderazgo y a la candidatura en las autonómicas de ese año porque la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Lugo, Pilar de Lara, le llegó a imputar diez veces en la llamada operación Pulpo. Pero la causa se fue disolviendo y hace justo un año, en diciembre de 2022, se archivó el último fleco pendiente por falta de indicios de delito. En marzo de este año, el presidente designó al entonces delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, como nuevo ministro de Sanidad, y fue Besteiro quien ocupó su plaza. Pero luego el exjefe del PSdeG se integró en las listas de las generales. De hecho, su plataforma institucional es ahora mismo el Congreso, como diputado y presidente de la Comisión de Transportes y Movilidad Sostenible.

Besteiro fue candidato único en primarias, precisamente porque el partido quería lanzar el mensaje de unidad en torno a él, porque está convencido de que es su mejor cabeza en este momento. Pero la batalla externa es mucho más ardua. Y nadie lo oculta en el PSOE, ni en Galicia ni en Ferraz. El pasado martes, en conversación informal con los periodistas, con motivo de la copa de Navidad en la Moncloa, Sánchez resaltaba la "paradoja" de que los ciudadanos "quieren cambio, pero no saben si es posible".

De ahí que el principal reto no es tanto combatir con un escenario de división de la izquierda, sino conseguir convencer a los gallegos progresistas de que "el cambio es viable". Hay que apuntar, por tanto, "a la conciencia electoral", indicaba el presidente. Esto es, señalar que se ha producido un "cierto declive" de Galicia por la gestión prácticamente ininterrumpida del PP, hacer ver que "es necesario el cambio".

En la derecha, el PP puede sufrir la competencia de Democracia Ourensana, el partido de Jácome

Para Sánchez, en definitiva, se trata de "luchar contra la resignación", "romper con la percepción de que está todo hecho" para el PP. El jefe del Ejecutivo argumentaba que la fractura en el campo de la izquierda no tiene por qué significar una sentencia de muerte, porque "también hay división en la derecha", ya que Democracia Ourensana, el partido del alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, puede dar el salto a las autonómicas —con la marca Democracia Galega— y robar votos y escaños al PP. Vox ya no obtuvo representación en 2020.

Sin embargo, otros primeros dirigentes de Ferraz sí expresan su inquietud por la división entre Podemos y Sumar, ya que "objetivamente complica" que la izquierda pueda arrebatar la Xunta al PP, según manifiesta una responsable con mucho mando en la dirección federal. Y es que si los morados y los de Díaz van por separado y ninguno de ellos logra escaño, sus votos se habrán perdido.

Tres de las siete capitales, en manos del PSdeG

Pese a las dificultades, el PSdeG busca recomponerse y luchar contra las malas expectativas. "Afrontamos con ilusión y muchas ganas esta campaña para ganar el Gobierno de Galicia. Es verdad que la división en la izquierda no ayuda. Pero Sumar es un bluf. No tienen candidato aún. Querían a Martiño Noriega y les ha dicho que no. Y la incorporación en la plataforma de personas de dudosa ética desconciertan a una parte de ese espacio político", señalan en la dirección del PSdeG, en clara alusión al exedil coruñés Juan Díaz Villoslada, que compitió en 2017 por el liderazgo de la federación contra Gonzalo Caballero —sobrino a su vez del alcalde de Vigo, Abel Caballero—. Villoslada anunció este mes que saltaba a Sumar. "Y Podemos e IU hacen la guerra por su cuenta. Es todo así muy patético", concluyen en el equipo de González Formoso.

Afrontamos con ilusión y ganas esta campaña. La división de la izquierda no ayuda, pero Sumar es un bluf y no tiene aún candidato", advierten en la cúpula del PSdeG

Las adversidades se combaten "moviéndose", resuelve una integrante de la ejecutiva del PSdeG. "Hay que hacer un sobreesfuerzo —explica—. No es fácil, pero la fuerza del PSOE es muy potente. Y hay que hacer una gran campaña con los alcaldes y alcaldesas que tenemos". Los socialistas siguen dominando las zonas urbanas. Lideran todavía tres de las siete grandes ciudades gallegas: A Coruña (Inés Rey), Vigo (Abel Caballero) y Lugo (Lara Méndez). El BNG dirige otras dos (Pontevedra y Santiago), Democracia Ourensana, otra (Ourense) y finalmente Ferrol está en manos del PP.

Una de las bazas que empleará el PSdeG es el apoyo de la cúpula federal y del propio Sánchez, "y eso centrará mucho la atención en Besteiro". A Coruña acogerá la conferencia política del PSOE del 19, 20 y 21 de enero, en la que de nuevo intervendrá el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero —talismán para el partido el 23-J y muy querido por las bases del partido—, y además allí el presidente oficializará los cambios en su ejecutiva. Para empezar, tiene por cubrir la vacante de la portavocía, que dejó Pilar Alegría (nueva portavoz del Gobierno, además de ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes), pero no se descartan más retoques, ya que aún falta para el 41º Congreso, que no se celebrará antes del próximo otoño.

La conferencia política, por tanto, "será otro tirón" y "puede reforzar mucho al PSdeG y al candidato", y también ayuda la contribución de alcaldes como Caballero, señalan en el puente de mando de la federación. En su contra rema el debate nacional de la ley de amnistía. El PP, de hecho, no ha elegido el 18-F de manera inocente. "Puede tener relevancia, pero no va a ser lo determinante", apuntan en el PSdeG, donde dicen que en Galicia priman otros debates. Pero Rueda, de la mano de Feijóo, intentará que domine el clima nacional, más favorable al PP.

Besteiro, por lo pronto, ya ha pedido seis debates al presidente de la Xunta —dos de carácter autonómico y uno por cada una de las cuatro provincias— para hablar de "asuntos 100% gallegos". Su estrategia parte de la idea de que Rueda es un candidato teledirigido por Génova y por Feijóo. Es más, que estas autonómicas del 18-F "se las ha convocado" el jefe del PP como una "reválida" del 23-J, las generales en las que sucumbió frente a Sánchez. Por eso estos comicios también son capitales para Ferraz y la Moncloa: si el PSdeG arrebata la Xunta al PP, el partido habría asestado un golpe decisivo a Feijóo. Quedan casi dos meses por delante y, si algo demostraron los últimos comicios, es que en pocas semanas los ambientes evolucionan y pueden darse la vuelta. O no.