Los socialistas han decretado el cerrojazo informativo absoluto respecto a las negociaciones de investidura. No quieren que ningún paso en falso, ninguna palabra inoportuna, ningún gesto desafortunado o involuntario pueda arruinar unas conversaciones extraordinariamente delicadas. Pero las escasas señales que se lanzan al exterior, las que con cuentagotas y en privado emiten los colaboradores de Pedro Sánchez y también los independentistas permiten ver que los contactos no están fluyendo tan rápido como esperaba el equipo del presidente en funciones. Ellos rechazan que se hable de investidura encallada o de bloqueo, pero admiten que, si hay acuerdo, no se cerrará con celeridad porque queda aún mucha tela que cortar. Uno de sus socios imprescindibles, ERC, incluso alerta de que las negociaciones están "aún muy verdes".

En el núcleo de confianza de Sánchez subrayan que no están "preocupados", porque confían en que el pacto se abra paso. Aunque tarde. "Que nadie piense que esto era fácil. El conflicto en Cataluña viene de muy lejos y no podemos solucionarlo en unas semanas. Estamos trabajando y avanzando. Y que salga o no depende de todos. No hay prisas. Ni esto estaba hecho y se iba muy rápido, como se ha dicho, ni está encallado. Ni una cosa ni la otra", sostenían este miércoles estas fuentes de primer nivel.

El conflicto en Cataluña viene de muy lejos y no podemos solucionarlo en unas semanas. Estamos trabajando y avanzando. Y que salga o no depende de todos. No hay prisas", indican desde el círculo del presidente en funciones

El acuerdo, si finalmente lo hay, no se vislumbra cercano. Ni inminente. Este pasado martes, el presidente se reunió en Ferraz con su comisión negociadora, de siete miembros, cita a la que se incorporaron los portavoces en Congreso y Senado, Patxi López y Eva Granados. Pero, según indicaron algunos de sus miembros a este diario, en el encuentro no se aportaron concreciones sobre los aspectos más conflictivos. Esto es, la negociación con los independentistas catalanes y, en particular, con Junts, de cuyos siete votos pende la investidura.

Tampoco se habló de fechas, pero ya está claro que el debate no llegará antes de la jura de la Constitución por parte de la princesa de Asturias, el martes 31 de octubre. Las conversaciones, pues, entrarán en su recta final a partir de entonces, cuando apenas queden 20 días para sellar un acuerdo. El tope legal de dos meses que permite la Constitución a partir de la primera votación fallida de investidura vence el 27 de noviembre, y ya no se descarta que el pleno se celebre al límite, cerca de ese deadline. Y eso que Sánchez y los suyos acusaron insistentemente a Alberto Núñez Feijóo de "perder el tiempo" durante 35 días, aunque en su caso estaba claro que no podría sumar un apoyo más de los 172 que ya tenía (PP, Vox, UPN y Coalición Canaria), y ahora esa puerta está abierta, aunque no está claro aún que se logre esa meta.

Realmente, la negociación sigue en manos de los tres interlocutores que Sánchez designó desde el 23 de julio: la vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero; el titular de la Presidencia, Félix Bolaños, y el responsable de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Aunque cada uno está concentrado en unos socios —Montero lleva las riendas del diálogo con Sumar, Bolaños está al habla con ERC y Junts y Cerdán pilota los contactos con PNV y Bildu, pero también con los de Carles Puigdemont—, fuentes de la cúpula confirman que "los tres están a la vez encima de todo", y siguiendo muy de cerca el curso de las conversaciones, el propio presidente del Gobierno. Los otros cuatro miembros del equipo elegido por Sánchez —Pilar Alegría, Hana Jalloul, José Ramón Gómez Besteiro y Óscar Puente— ejercerán más una labor de apoyo, pero no son los pilares de la negociación. Para Ferraz, es capital que esta etapa se conduzca con la máxima discreción, y eso exige que la información esté en poder de muy pocas, poquísimas manos.

Los negociadores principales siguen siendo Montero, Bolaños y Cerdán. La información está en poder de poquísimas manos para guardar una discreción total

Oficialmente, los socialistas trasladan hacia dentro y hacia fuera su confianza en que el acuerdo acabará cerrándose. Pero reconocen la "complejidad" de las conversaciones y advierten de que su margen de maniobra es limitado y de que si no tienen "garantías" por parte de Junts de que continuará por la senda del diálogo y de que pasa página del procés, no podrá haber entendimiento. Y hay otro elemento capital que exige el PSOE a todos sus interlocutores: quiere no un acuerdo de investidura, sino de legislatura, que asegure a Sánchez cuatro años de estabilidad, porque no puede asumir el riesgo de ser elegido presidente de nuevo y luego quedarse sin mayoría para poder sacar sus iniciativas, viéndose abocado a convocar elecciones seguramente en pésimas condiciones, tras conceder una amnistía que, como reflejó el barómetro de octubre del CIS, ya está erosionando a su partido.

Tres carpetas igual de "importantes"

Los posconvergentes mantienen también un silencio total. Pero ERC, que se ha visto desplazada del tablero por los de Puigdemont, sí intenta hacerse notar. No quiere que su voto se dé por descontado, pero lo cierto es que rechaza ir a nuevas elecciones por el riesgo de que esta vez sí ganen la derecha y la ultraderecha. Este miércoles, la consellera de Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà, advertía de que las negociaciones para la investidura de Sánchez "aún están muy verdes". Son tres las carpetas que los republicanos ponen sobre la mesa, las tres igual de "importantes" para ellos: la amnistía, porque "pone fin a la represión"; el referéndum, porque "encara el conflicto político", y el "bienestar de la ciudadanía", porque afecta al día a día de los catalanes. "No priorizamos ninguna [carpeta], porque queremos conseguirlas todas", aseguró.

Junts piensa en un mediador internacional, una figura que rechaza de plano el PSOE. Sánchez también descarta un referéndum de independencia

Vilagrà dio por "descontada" la amnistía, pero el Govern urge abrir el resto de las carpetas. Recordó que entre enero y agosto de 2023, el servicio de Rodalies solo ha tenido 44 días sin incidencias y calificó de "aberrante" el porcentaje de ejecución de las inversiones en Cercanías en Cataluña por parte del Ejecutivo central en la última década. "Si hay voluntad política, todo es posible. Pensamos que es posible un traspaso integral de Rodalies. Nosotros ya disponemos de un gestor, Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), que tiene capacidad de asumir todo el servicio", añadió, informa EFE.

Los socialistas ya han avisado de que no habrá referéndum, que esa vía está cegada. Y ERC, en privado, acepta que al menos se llegue al punto que firmó con el PSOE en enero de 2020: el compromiso de llevar los acuerdos a los que se llegue en la mesa de diálogo a "validación democrática". Puigdemont, en su conferencia en Bruselas el 5 de septiembre, no exigió una consulta para la investidura, pero sí demandó un "acuerdo histórico" que reconociera la autodeterminación, porque solo un referéndum acordado puede "sustituir el mandato del 1-O".

Los negociadores de Sánchez ya recordaban el pasado 12 de octubre, en la recepción por la Fiesta Nacional, que Junts tiene que "virar" el transatlántico, asumir y trasladar a su gente que el referéndum no es posible y que ahí no hay margen para el entendimiento. Pero más allá de este punto, emergen dos obstáculos claros. Por un lado, la exposición de motivos de la futura ley de amnistía, porque el PSOE quiere que los posconvergentes se comprometan con la "seguridad jurídica". Es decir, que acaten el orden constitucional, una forma más digerible para Junts que la renuncia expresa a la vía unilateral pero que en el fondo, creen los socialistas, significa lo mismo: su compromiso a respetar la legalidad vigente.

En Ferraz se niegan a dar detalles de sus conversaciones, o a identificar los puntos de fricción, o a relatar si pueden ser sorteables, o a dar cuenta de sus alternativas

El segundo muro es la exigencia de Puigdemont de un "mecanismo de mediación y verificación". Los socialistas siguen rechazando la figura de un mediador extranjero, porque supondría llevar el conflicto a la arena internacional. Una comisión de seguimiento de los acuerdos sería una vía lógica para los socialistas, pero está por ver que la acepte Junts. Que la portavoz del partido en el Congreso, Míriam Nogueras, llevara a su reunión con Sánchez, el viernes pasado, la transcripción de la conferencia del expresident del 5 de septiembre, era una señal clara de que la formación, al menos por ahora, no se apea de sus condiciones. "No estamos aquí para escuchar y para hacer lo que se ha hecho en estos últimos cuatro años, porque todos sabemos que no ha funcionado", reiteró, en clara crítica a ERC.

En Ferraz se niegan a dar detalles de sus conversaciones, o a identificar los puntos de fricción, o a relatar si pueden ser sorteables, o a dar cuenta de sus alternativas. Se aferran a la necesidad de guardar discreción para preservar la negociación e intentar su éxito. En el cuartel general negaron tajantemente, como avanzaba El Periódico, que se hayan plantado y hayan lanzado todas las ofertas posibles a Junts, de las que no se moverán, así que ahora sería Puigdemont el obligado a dar un paso. En un sentido u otro.

El Senado, "un plató de tremendismo" para el PP

En público, no hay directamente pistas. Este miércoles, los periodistas preguntaron a Bolaños a su llegada a una ponencia organizada por Atresmedia en el Ateneo de Madrid por los contactos de investidura, por la figura del mediador. Agua.

Bolaños vuelve a garantizar que todo lo que se haga será "impecable desde el punto de vista constitucional". Manifiesta el "respeto" a la decisión de Aragonès de ir a debatir al Senado

"Nosotros seguimos trabajando y seguimos avanzando en las conversaciones para lograr tener un Gobierno estable que continúe con la agenda de progreso social, de mejoras, de igualdad, que ya hemos llevado a cabo en los últimos cuatro años —señaló el ministro en funciones—. Estamos trabajando, estamos trabajando duro y además todo lo que estamos haciendo y todo lo que haremos será impecable desde el punto de vista constitucional. Impecable todo. A partir de ahí, permítanme que no entre más en el detalle de las conversaciones. Cuando haya información, cuando haya acuerdos y los logremos, informaremos con toda transparencia".

Bolaños ni tan siquiera quiso indicar si conocía el Gobierno por adelantado que Pere Aragonès había decidido acudir al debate de la Comisión General de las Comunidades Autónomas en el Senado, este jueves, para defender la ley de amnistía. El titular de la Presidencia apuntó que es una decisión del president que "por supuesto" el Ejecutivo respeta. Y de inmediato disparó contra el PP, que controla la Cámara alta con mayoría absoluta, por convertir el Senado en "un plató para sus espectáculos", un plató "de tremendismo, de mentiras, de exageraciones". Ningún miembro del Gobierno acudirá a la sesión, y la posición socialista será defendida por su portavoz en la comisión, Juan Espadas, a su vez secretario general del partido en Andalucía.

Como reconocen incluso en ERC, el único partido que tiene "toda la información", porque es quien puede triangular todos los inputs de sus interlocutores, es el PSOE, y el que sabe por tanto si está más cerca el acuerdo o la repetición electoral. Porque entre los republicanos y Junts no existen puentes. "Yo creo que Pedro está lanzando mensajes de que no está dispuesto a tragar con todo —analiza una dirigente de su ejecutiva—, de que están jugando con fuego. Estamos por ser generosos, pero si no lo son ellos, iremos todos al infierno, a la ruleta rusa de las elecciones, y a ver quién se quema más".