"Hasta ahora, siempre se minimizaba, se optaba por evitar el choque con él. Pero esta vez tocó demasiado los cojones al partido. Estaba mal acostumbrado, pensaba que nunca se le respondería, y por eso se sorprendió de la respuesta. Sentó mal tanto su compadreo con los barones del PP como que dijese que el PSOE está en el extrarradio de la Constitución, porque una cosa reforzaba a la otra. La gente se pregunta a qué juega Emiliano. La amnistía es una cuestión controvertida, delicada, está a flor de piel. En el partido se es consciente de la debilidad de nuestra posición, y por eso ha sentado muy mal que venga él y encima eche leña al fuego".

Un alto dirigente socialista de Castilla-La Mancha teje una reflexión que se escucha repetidamente por boca de otros mandos del partido en toda España. El hartazgo total con él, con Emiliano García-Page, presidente de la Junta de Castilla-La Mancha desde 2015, desde 2019 con mayoría absoluta (revalidada el pasado 28-M) y líder del PSOE en la región desde 2012. Hartazgo, cansancio, indignación con quien ha sido durante los últimos años una voz crítica persistente contra Ferraz y contra Pedro Sánchez y que el miércoles, para muchos de sus compañeros, cruzó una frontera invisible.

La gente se pregunta a qué juega Emiliano. La amnistía es una cuestión delicada, y por eso ha sentado mal que venga él y eche leña al fuego”, indica un veterano dirigente

Primero, al situar al PSOE en el "extrarradio de la Constitución" en un contexto en el que es especialmente vulnerable por la presión continua de Junts y PP en plena tramitación de la ley de amnistía, una iniciativa que a nadie entusiasma en el partido pero que se digiere con dificultad como un "mal menor". Era como asumir "el discurso de Vox", así lo sintió Ferraz. Y dos, por participar en Fitur en una minicumbre con los presidentes de Andalucía, Juanma Moreno; Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, y Murcia, Fernando López Miras, los tres del PP. "A mí están a punto de extraditarme", "lo que ha hecho el PSOE es de una tensión máxima... echar a todo Dios que se le opone", confesó Page a los barones populares entre risas, en un ambiente de relajación total en el que los cuatro pactaron presionar a Hacienda para que les conceda un fondo de compensación de más 3.000 millones de euros por su estatus de comunidades infrafinanciadas.

El mismo miércoles la dirección federal del PSOE saltó. Y era una novedad, porque hasta entonces había intentado reconducir los desencuentros en privado. Lo hizo el número tres, Santos Cerdán, el hombre de Sánchez en Ferraz. También el ministro Óscar Puente —"Quien está en el extrarradio del PSOE es el señor Page desde hace bastante tiempo. Nosotros estamos en el centro de la Constitución"—. Este jueves, el torrente de reprobaciones fluyó desde primera hora de la mañana. No solo de la cúpula federal, sino de ministros, barones, dirigentes. Una reacción en tromba que evidenciaba la soledad de Page. No hubo defensa pública de sus posiciones y sí muchos reproches por ponérselo fácil al PP. Quien sí sacó la cara por él fue precisamente el jefe de los populares, Alberto Núñez Feijóo. El presidente castellanomanchego buscó no alimentar la tensión y optó por rebajar el tono, sin reproducir sus palabras del día anterior, reconociendo que coincide "en un 90%" con las tesis de su partido. Pero no dio marcha atrás: pidió que se respete su postura, que "hoy es minoritaria" en el conjunto del PSOE, pero "a lo mejor el día de mañana no lo es".

La búsqueda de la "notoriedad"

En Ferraz sintieron el miércoles que el vaso "se está ya desbordando". Es decir, que lo que conciben como afrentas de Page hacia el partido estaban colmando su paciencia y que por eso había que frenarlas en seco. Con una reconvención pública. Porque no hubo llamada ni la va a haber, reconoció Cerdán a los medios. En la cúpula federal dolió la sucesión de hechos, tanto la conjura de Fitur —así la llamó Mazón— como su afirmación de que el PSOE, tras las últimas enmiendas a la amnistía pactadas con Junts —que incluyen en la medida de gracia los actos de terrorismo salvo cuando se trate de violaciones graves a los derechos humanos—, se sitúa en el "extrarradio" de la Carta Magna. "No comparto una estrategia en la que la notoriedad se hace a partir de la discrepancia. Creo que ese no es el camino", aseguró la vicepresidenta primera del Gobierno y número dos del PSOE, María Jesús Montero. Las palabras de Page, añadió, "no se corresponden con la realidad de lo que el Ejecutivo está desarrollando" en torno a la ley de amnistía.

Hay algunos mandos, en Castilla-La Mancha y fuera, que creen que Page podría tener alguna dificultad para ganar unas primarias

La también titular de Hacienda aconsejó al barón socialista que reflexione. No le estaba señalando la puerta de salida. Ferraz no tiene previsto tomar medidas disciplinarias contra Page. Pero quiere que frene. El siguiente aviso puede llegar en el congreso del PSOE de Castilla-La Mancha que, salvo que se adelante, se celebrará después del cónclave federal, aún no convocado y que no se espera hasta 2025. En ese congreso regional la dirección podría promover un candidato a secretario general alternativo, como hizo con Ximo Puig en 2017.

Y hay veteranos dirigentes, en la federación y fuera de ella, que creen que Page podría tener dificultades para renovar su liderazgo, e incluso que podría "perder las primarias" internas, porque su control de su territorio no es total, ya que los militantes "están con Pedro, como se vio en la consulta del pasado noviembre", en la que el 78,57% de las bases respaldaron la estrategia de alianzas con Sumar y los independentistas del presidente, un porcentaje no obstante inferior al de toda España (87,13%). "A los afiliados les irrita la situación, y no acaban de comprender lo de Emi. En todos los partidos hay tendencia al cierre de filas", indica un mando retirado de la primera línea pero muy conocedor de las tripas del partido en Castilla-La Mancha, el quinto territorio socialista en militantes (unos 11.400), tras Andalucía, Comunidad Valenciana, Madrid y el PSC.

En la cúpula de Sánchez no van por ahora tan lejos. Le molesta que Page aproveche cada vez que "va a Madrid" para lanzar críticas contra Ferraz porque cree que le reporta "rentabilidad política". "Parece que lo único que quiere es que se hable de él. No compartimos esa política y lo hemos dicho respecto a Sumar y a Podemos. Ni compartimos esa manera de hablar del partido. Que lo diga en los órganos. No creo que aporte nada bueno ni para él ni para el PSOE, más que para dar artillería al PP", señalan fuentes muy próximas al presidente del Gobierno, que insisten en que no se hará "nada" contra el barón castellanomanchego, nada más que asumir que es una "voz discrepante". Y respecto a la reclamación de ese fondo de compensación, recuerdan en el PSOE y en Hacienda que ya se abordó en un Consejo de Política Fiscal y Financiera y el resto de CCAA rechazó la idea. "Page lo sabe y lo saben todos. Si quieren hacer fuerza, perfecto, que convenzan al resto de que su propuesta es buena".

En Ferraz asumen que seguirá la pugna con Page y señalan que mostrar diferencias no es “nada bueno ni para el PSOE ni para él”, más que “para dar artillería al PP”

A partir de Montero y de Cerdán, se sucedieron distintas declaraciones a la contra de Page. De ministros como Fernando Grande-Marlaska (Interior) —el PSOE "nunca ha estado en el extrarradio de la Constitución", sino que ha sido el partido que se ha situado al lado de la Carta Magna "desde el minuto uno"— y Ana Redondo (Igualdad): "Ese tipo de declaraciones fuera no es lo que más conviene ni a Page ni desde luego al Partido Socialista". Un reproche este último muy recurrente, máxime cuando no acudió este pasado fin de semana a la convención política del PSOE en A Coruña por un viaje institucional a China. Otra ministra, Isabel Rodríguez, titular de Vivienda, de su propia federación, Castilla-La Mancha, se limitó a decir que el presidente regional "tiene mucha tarea" que hacer en su región como el Gobierno la tiene en defender "el interés general de todos los españoles". La "inmensa mayoría del partido" no piensa como Page, adujo el candidato socialista a la Xunta, José Ramón Gómez Besteiro. "Estaría mejor callado", dijo escueta pero contundentemente Pepe Blanco, ex número dos del PSOE.

"No podemos ser simpáticos con quien nos ataca sin piedad"

Pero especialmente duro fue el expresident valenciano y todavía líder del PSPV, Ximo Puig: "En la vida política mía jamás intenté hacer daño para beneficiarme". Una acusación rotunda de que Page busca el choque para conseguir votos en su tierra. Y Luis Tudanca, barón socialista de Castilla y León, también mostró su malestar desde el "respeto": "Procuro no equivocarme de adversario. No lo hago nunca. Desde luego, mis adversarios no están en el PSOE", sino en el PP. En el partido también duele que dirija sus dardos contra sus compañeros, y que en cambio sea más condescendiente, creen, con la derecha. "Emi no tiene defensa posible —señala indignada una responsable de un aparato regional—. Los demás a bregarnos a cara de perro con los gobiernos de PP y Vox, como si no fuera duro. Y él de compadreo con los barones del PP. Infame. Que difiere de la cuestión territorial es conocido. A ninguno nos gusta la amnistía. Pero el compadreo con esos tres... Eso no, ¡eso duele!".

A ninguno nos gusta la amnistía. Pero el compadreo con esos tres barones… Eso no, ¡eso duele!”, indica una responsable que tiene que “bregar” a diario con el PP

Las críticas internas a Page se multiplicaron. "No puedo compartir esa actitud y menos ahora", sentenciaba una baronesa regional. Otro líder territorial se expresaba en la misma línea: "Respetamos lo que opine, pero no que le dé munición al PP en su estrategia". Hay muchas formas de discrepar. "Inoportuno, inapropiado, indecente", apuntalaba escueto un jefe de Organización. "Todo tiene un límite. Y estamos sometidos a mucha presión del PP con esto y no es momento de medias tintas. El PSOE está apostando mucho por la convivencia. Lo normal es cerrar filas, no hacerse el simpático con quien nos ataca sin piedad, llama cáncer al Tribunal Constitucional y nos llama traidores", observaba un diputado catalán. Para un veterano dirigente que conoce a fondo las entrañas del PSOE, el partido necesita imperiosamente "consolidar el Gobierno y que las federaciones", tras el desastre de las pasadas autonómicas y municipales, "aguanten", así que "no hay que echar más leña al fuego".

¿Se puede comparar la actitud del presidente de la Junta con la que tuvieron, en otros tiempos, barones socialistas contra Ferraz y los gobiernos de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero? Dirigentes históricos apuntan primero, que los momentos son distintos, pero que "para nada" son equiparables los reproches que expresidentes como los castellanomanchegos Pepe Bono y José María Barreda hacían a las críticas recurrentes de Page. "Una cosa es una declaración aislada y otra una campaña permanente", analiza uno de ellos. "Aquí hemos protestado cuando se trataba de defender los intereses de la región, pero no entrábamos en confrontaciones ideológicas o contra el partido. Ni hemos entrado a coquetear con el PP", añade otro exresponsable del partido en Castilla-La Mancha.

"Se ha exagerado mucho todo", le defiende un barón

En el PSOE, por tanto, ha dolido mucho el contexto del doble gesto de Page, la conjura de Fitur y la ubicación de su partido extramuros de la Constitución. Esa combinación fue lo que se hizo insostenible para muchos. No, ciertamente, para todos. Un barón regional sí defiende a su compañero, cree "se ha exagerado mucho todo", "ha dicho más o menos lo de siempre".

Tengo una posición minoritaria, pero respetable, porque lo que hoy es minoritario quizá mañana no lo es”

El presidente de la Junta buscó rebajar la intensidad del choque con Ferraz. Desde Toledo, insistió en que no quiere atizar la polémica, alabó a Montero y sus políticas, rubricó que está "en un 90%" de acuerdo con lo que hace su partido, avisó de que no teme sanciones por parte del PSOE. Pero al tiempo se mantuvo en sus tesis: "Yo tengo una posición que es minoritaria, claramente minoritaria, pero respetable, en todo caso, porque lo que hoy es minoritario, a lo mejor el día de mañana no lo es". Page contó que coincide "y mucho con la política social y económica" del Gobierno, pero discrepa "claramente con el tema territorial y con los independentistas", aunque no fue el miércoles cuando confesaba por primera vez su distanciamiento. De ahí que reclamase poder seguir expresando sus discrepancias, "con respeto", porque él no hace ataques personales. "Mi adversario no es ningún socialista, son los independentistas", remató.

El PSOE espera que las aguas vuelvan a serenarse internamente. Pero la herida lacerante con Page será ya difícil de cerrar, aunque sea de cara a la galería. Ya no.