Por fin el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha fijado oficialmente la posición de España respecto de la crisis de Venezuela. Pero ha llegado demasiado tarde porque durante estos tres, casi cuatro, últimos días ha sido un clamor en todo el país la petición de que España reconociera a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela. Tres días en los que el Gobierno español ha estado remoloneando en lugar de ponerse desde el primer minuto al frente de los países que, sin dudarlo, han respaldado la única opción democrática posible, que era la de reconocer la legitimidad del actual presidente de la Asamblea Nacional venezolana a la que el tirano Nicolás Maduro pretendió negarle la autoridad política y legal creando otra asamblea nacional paralela a su medida y sometida a su dictado.

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