Errejón se escapó de la falda de Carmena como el gato, ya no está en Madrid como loro o como yerno de la alcaldesa, como realquilado del palacio de Cibeles, que ya se fue navegando, con su presencia de goleta, hacia la derecha, hasta encallar ya casi por Chamartín. Errejón usó a Carmena porque así parecía que se iba de Podemos sólo para visitar a su abuela, como si él fuera Caperucita, con esa cara de Caperucita que tiene Errejón. A su vez, Carmena usó a Errejón para que su proyecto político no pareciera sólo el de una señora en la mirilla, con ojo apelusado como el botón de un sofá de escay. Ahora, Carmena ya no es alcaldesa ni madre, pero Errejón sí se encuentra donde esperaba estar.

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