Ellos ya eran Gandhi, Mandela, Rosa Parks, Luther King, y ahora son también Hong Kong. La sentencia del procés va a devolver al independentismo a la comodidad de la melancolía, se notaba en la intervención del mismo Torra, entre estribillos y candilejas. También se le notaba a Junqueras cuando aseguraba que volverán con más fuerza, como lo aseguran los mesías que han fallado en la fecha de su fin del mundo, de su redención o de su ovni, porque si no se les van las grupis con corona de margaritas y los fieles de persignarse ante el cepillo. Eso sí, antes de volver a esa paz uterina de la melancolía, a la cajita de música y agravios que les hace de nana infantil mientras la pela vuelve a ser la pela, aún tienen que aparentar fuerza, determinación, esperanza. Antes, se puede ser Hong Kong, que está de moda como La casa de papel, con sus máscaras y sus trucos escénicos y su moralina de Robin Hood de musical.

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