Política

El Rey propone a Pedro Sánchez como candidato a la Presidencia del Gobierno

Meritxell Batet, con el Rey en La Zarzuela.

Meritxell Batet, con el Rey este jueves por la tarde en La Zarzuela. EFE

El Rey ha propuesto a Pedro Sánchez como candidato a la Presidencia del Gobierno. Así lo ha anunciado la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que se ha desplazado esta tarde al Palacio de la Zarzuela para que el Rey le comunicara su decisión tras la ronda de contactos con 15 portavoces parlamentarios que ha mantenido entre el miércoles y el jueves. Felipe VI ha recibido a Batet poco después de las 20:00 horas en el Salón de Audiencias del Palacio y ambos se han saludado sonrientes antes de acceder al despacho del monarca, donde le ha comunicado el resultado de su serie de entrevistas con los dirigentes de los partidos.

La presidenta de la Cámara no ha facilitado una fecha aproximada de la votación de la investidura aunque ha mostrado su interés en que sea "cuanto antes" y que pueda "prosperar" para que "tengamos un Gobierno". Batet ha explicado en una breve comparecencia que ahora empieza el proceso que debe desembocar en una votación en el Congreso que proclame al nuevo presidente o desemboque en otra convocatoria electoral en el caso de que la investidura fracase.

La orden firmada por el Rey para que Pedro Sánchez trate de formar Gobierno.

El Rey concluyó con Pedro Sánchez las conversaciones que ha mantenido durante dos jornadas con quince representantes de otros tantos partidos para conocer las posibilidades de que el presidente de Gobierno obtenga los apoyos necesarios para ser investido. Tras la comparecencia de Batet en el Congreso de los Diputados será Pedro Sánchez quien intervenga ante los periodistas en el Palacio de la Moncloa para explicar si acepta la propuesta de Felipe VI de intentar formar Gobierno.

A día de hoy, al margen de las fórmulas definitivas de gobierno que se establezcan tras los contactos entre partidos, se da por descontado que PSOE, Podemos, Compromís y el PRC votarán ‘Sí’ a la investidura del actual presidente en funciones. Lo que se traduce en 167 votos favorables, insuficientes para alcanzar los 176 necesarios para la mayoría absoluta. Si Sánchez no reclama el apoyo de los independentistas, la única manera de superar esa barrera sería sumando los votos del PNV (seis), Coalición Canaria (dos) y Navarra Suma (dos). 177 escaños… prácticamente inverosímiles.

El problema de la suma radica en la presumible incompatibilidad entre el PNV y Navarra Suma. Porque si ambos partidos utilizan Navarra como moneda de cambio en su apoyo a Sánchez, uno no podrá ganar sin que el otro pierda. Un gobierno de Navarra Suma supondría la derrota de Uxue Barkos; y un gobierno socialista apoyado por Geroa Bai y Bildu enterraría las opciones del líder de UPN, Javier Esparza y, de paso, el teórico apoyo de UPN al PSOE en el Congreso de los Diputados.

Además, Coalición Canaria ha insistido en multitud de ocasiones, también este miércoles, en que no apoyará una investidura de Sánchez si esta se cimenta en un acuerdo con Podemos. Tras pasar por Zarzuela, Ana Oramas ha subrayado que su partido “no va a apoyar un Gobierno de coalición ni programático con Podemos” y no se ha amedrentado cuestionada por un adelanto de los comicios: “Si vamos a nuevas elecciones, vamos. Quizá hasta mejoramos”.

Dos empates posibles

Un escenario probable, por tanto, sería el de un PSOE en solitario y que lograse subir al barco al PNV a pesar de todo. Lo cual generaría una situación con dos posibles empates: a 175 o a 173.

Si el PSOE acaba gobernando Navarra apoyado en Geroa Bai, pero consiguiendo un gobierno en solitario en Madrid, no se descarta que obtenga el ‘Sí’ de Podemos, Compromís, PNV, PRC y, dependiendo de los términos y del rol que juegue el partido de Pablo Iglesias, Coalición Canaria.

175 votos, que se enfrentarían con seguridad a los 175 que suman PP, Ciudadanos, Vox, Navarra Suma, ERC, Junts per Catalunya y EH Bildu. El Reglamento del Congreso establece la necesidad de sumar mayoría absoluta (176) en primera votación, y mayoría simple en segunda. De fracasar esa segunda votación, arranca una cuenta atrás de dos meses antes de que las Cámaras se disuelvan y se convoquen automáticamente unas nuevas elecciones generales.

Otra posibilidad es que el PSOE acepte abstenerse en Navarra a cambio de la abstención de la coalición en el Congreso. Sin embargo, esto no solucionaría nada por sí mismo, incluso aunque los socialistas retuvieran el apoyo del PNV. Todo quedaría, de nuevo, en manos de Coalición Canaria, que debería decidir si votar ‘Sí’ o quedarse en la abstención, como parece probable, especialmente si el PSOE consuma en las islas el ‘cordón sanitario’ que pretende colocar a los regionalistas, incluso explorando acuerdos con el Partido Popular para conseguirlo.

De esa decisión dependerá un empate a 173, con las abstenciones de CC y Navarra Suma, o un 175 contra 173, con la abstención de la coalición foral, que permita definitivamente a Sánchez alcanzar una investidura más complicada de lo que parecía en la noche electoral del 28-A. Si el partido de Ana Oramas no levanta el veto a Podemos y se va al ‘No’, el futuro de la investidura de Sánchez sería mucho más incierto todavía.

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