El Athletic Club de Bilbao vuelve a una final de Copa tres años después tras una victoria imperial en San Mamés, donde los hermanos Williams han fulminado a un Atlético de Madrid incapaz de meter mano a los vascos.

El hermano pequeño de la antigua catedral del fútbol español, San Mamés, no decepcionó. El templo de Bilbao rugía al unísono el himno antes del pitido incial y los leones afilaron sus zarpas en un incio de ritmo infernal.

Poco más de 10 minutos bastaron para que el Athletic Club diese el primer golpe del partido para aumentar su ventaja en la eliminatoria. Después de la victoria en el Metropolitano, el Athletic se olvidó de especular con el resultado e hizo lo que mejor se le da: al ataque.

Nico, el pequeño de los Williams, percutió por banda izquierda y sirvió un centro que su hermano Iñaki, lejos de desperdiciar, homenajeó con una volea perfecta imposible para Oblak.

Todo el mundo saltaba y gritaba en el partido con más público de la corta pero ya nutrida historia del nuevo San Mamés. El Atlético de Madrid, huérfano del lesionado Griezmann, no encontraba su juego y ni si quiera inquietó a un Agirrezabala que apenas se manchó la camiseta.

La desventaja obligaba al Atlético a meter dos goles; sin embargo, más allá de la distancia en el marcador, el Athletic Club se antojaba inalcanzable para los colchoneros.

De hermano a hermano y esta vez con los papeles y las bandas invertidas. Iñaki encontró el agujero por línea de fondo y devolvió el regalo a Nico, que con su pase a la red apuntilló a un Atlético de Madrid que agonizaba en Copa del Rey.

La fiesta en Bilbao era total. El Athletic Club desbordó a los madrileños en la primera parte y completaron la faena con una segunda parte de dominio total. La sensación sobre el césped es que el necesitado era el Athletic, que pisó área con frecuencia, mientras que el Atlético se tambaleaba.

La enésima llegada de los vascos, con un centro que se paseó por todo el frente de ataque, acabó con una parada de Oblak que dejó el gol a placer a Guruzeta. El delantero de San Sebastián remató la obra que dibujaron los Williams y sentenció una semifinal impecable del Athletic de Bilbao.

El conjunto de Ernesto Valverde se mostró incontenible para un Atlético de Madrid resignado a la superioridad del Athletic Club. Después del fatídico 2021, en el que los vascos perdieron dos finales de Copa -la de la temporada en curso y la pendiente por la pandemia-, el Athletic Club encara otra oportunidad de conseguir un título. El Mallorca de Javier Aguirre, el último escollo.