Las elecciones del 10-N han configurado el mapa político más fragmentado de la historia de la democracia española. Los partidos independentistas, nacionalistas y regionalistas han crecido. El populismo de derechas de Vox se ha constituido como tercera fuerza política nacional, mientras que el partido que representaba el centrismo liberal, Ciudadanos, se ha hundido pasando de 57 a 10 escaños.

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