Opinión

La rendición kamikaze de Sánchez y la resistencia saharaui

Camellos con los campamentos de refugiados saharauis al fondo.

Camellos con los campamentos de refugiados saharauis al fondo. FRANCISCO CARRIÓN

Nunca he tenido la menor duda de la vergonzosa posición oficial de España en relación a su antigua colonia. Dicho estado pretende privar a nuestro pueblo de su derecho inalienable a la autodeterminación y así eludir su responsabilidad histórica, jurídica y moral.

La memoria saharaui está llena de dolor, pena y tragedia, resultado del abandono de Madrid a dos exigencias de las Naciones Unidas. Por un lado, la de descolonizar el Sáhara Occidental y por otro, la de pronunciarse a través de una consulta popular libre y transparente. La opinión pública española y sus fuerzas vivas siguen sin poder influir en quienes toman decisiones y perpetúan este sufrimiento sin tener en cuenta sus peligrosos efectos y repercusiones sobre el futuro de la seguridad y la estabilidad de una región que está en guerra desde el 13 de noviembre de 2021.

Muchos saharauis se alegraron de que España recibiera al presidente de la República Saharaui, Brahim Ghali, en Logroño para recibir tratamiento de Covid-19. Algunos pensaron que esto podría indicar un cambio en las políticas de Madrid hacia la cuestión saharaui, especialmente con las sucesivas declaraciones de funcionarios de varios organismos oficiales, incluido el Ministerio de Defensa, que releían el tema desde la legitimidad internacional y la responsabilidad de España como potencia administradora del Sáhara Occidental.

Decían que España estaba harta del acoso político de Marruecos y que nunca cedería a sus amenazas

En sus análisis iban más allá. Decían que España estaba harta del acoso político de Marruecos y que nunca cedería a sus amenazas en temas de migración, cooperación en materia de seguridad y de tráfico de drogas.

Desgraciadamente, esas lecturas surrealistas que nunca tuvieron en cuenta los intereses y derechos del pueblo saharaui no estaban ni estarán nunca en las agendas de los gobiernos españoles. En los últimos cuarenta y siete años han defendido la ocupación marroquí y sus proyectos expansionistas, han enviado ayudas humanitarias a los refugiados saharauis, retratándolos como un pueblo mendigo para acallar las voces críticas en España y frenar sus molestas reivindicaciones políticas.

La conspiración llegó al punto de aceptar todos los atropellos a los que fueron sometidos muchos representantes de la sociedad española durante sus visitas a los territorios ocupados como observadores independientes, periodistas y activistas políticos, cuyas posiciones parecían ir en contra de los intereses de España defendidos por una oligarquía corrupta que arriesga los intereses del pueblo español.

Las declaraciones del presidente del Gobierno español vuelven a barajar las cartas y echan leña al fuego, al caos en la región. No silenciarán a un régimen que considera una victoria la rendición al chantaje y aumentarán las insistencias del pueblo saharaui de romper la dependencia de cualquier apuesta que no sea la legitimidad de su resistencia. La historia ha demostrado que somos un pueblo que ha ganado manteniéndose firme frente a las dos potencias ocupantes: Marruecos y Mauritania.

España no puede ya ser un agente objetivo en la búsqueda de una solución

Estamos en plena guerra. Hay tensión en la zona y la ONU tiene muchos obstáculos para reactivar el proceso político. España es una parte del problema. La declaración de Pedro Sánchez hace que el estado español tome partido, se posicione a favor de una de las partes y no pueda ser un agente objetivo en la búsqueda de una solución.

Los saharauis seguiremos luchando por nuestra libertad y nadie tiene derecho a decidir en nuestro nombre. Llevamos décadas sin rendirnos en busca de nuestro objetivo legítimo para tener un estado independiente y soberano.


Ahmed Ettanji es periodista y defensor de derechos humanos saharaui además de presidente de Equipe Media.


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