Dos Pablo Iglesias ara una misma moción de censura. El líder de Podemos se presentó este martes con un perfil "presidenciable", sereno y evitando entrar en ataques políticos de bajo nivel. Una vez superada con éxito la primera fase, Iglesias ha rescatado la artillería en la segunda jornada del debate y ha recuperado su tono habitual para atacar al líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

El objetivo de Iglesias para esta moción de censura era presentarse como un aspirante solvente a la Presidencia del Gobierno y única alternativa a Mariano Rajoy, con quien mantuvo un cara a cara de ocho horas. 24 horas después del cara a cara con el presidente de Gobierno, el líder de Podemos ha bajado al barro en el debate con Rivera.

En su réplica, Iglesias dejó atrás el perfil de "estadista" del que hizo gala 24 horas antes y recuperó su tono implacable. El líder de Podemos se mostró más cómodo en este registro y se desenvolvió mejor que con la contención del día anterior. El precio a pagar fue destruir ese halo de solemnidad que Podemos quiso dar en un primer momento a la moción de censura.

Iglesias entró de pleno en el terreno de los ataques personales. Al líder de C's le reprochó su poca formación, le acusó de falta de lectura y ridiculizó su forma de pronunciar al escritor Albert Camus.  Incluso llegó a usar uno de los ataques más repetidos: "Búsquelo en Google".

Más allá del alarde intelectual del que hizo gala, llegó a llamar "facha" a Rivera: "Usted fue afiliado al PP en 2002. Hay que ser  bastante facha para afiliarse entonces en Cataluña, dirían algunos. Yo no creo que usted sea facha, sino un cínico". Iglesias también atacó a su rival político con su trayectoria profesional como asesor jurídico de la Caixa. “La política es algo más profundo que vender productos bancarios", le espetó, al hilo de otra de las armas arrojadizas habituales en Podemos, presentándolo como vasallo de las grandes empresas del IBEX-35: "Son ustedes la muleta del PP".

El líder de Ciudadanos ironizó precisamente con el carácter "moderado" y "humilde" con el que Podemos pretendía llegar a acuerdos; una provocación en la que Iglesias cayó de pleno. La bancada morada también relajó la disciplina que guardó el primer día a petición expresa de la dirección: jalearon los golpes bajos de su líder y los gestos de algunos de sus diputados asomaron durante la intervención de Rivera.

En sus intervenciones posteriores, Pablo Iglesias se recompuso y recuperó la suavidad en las formas, y adoptó un carácter condescendiente con C's, al que hablaba "desde la experiencia de gobernar en algunos de los ayuntamientos más importantes", haciendo referencia a Barcelona o Madrid, cuyas alcaldesas no acudieron a respaldarle al debate de la moción. En un momento dado llegó a dirigirse directamente al PSOE: "Espero que moderemos el tono y estemos a la altura del entendimiento y de los retos históricos de España".