En apenas cinco días se cumplirán el primer mes sin ETA. Desde que el pasado 3 de junio la banda anunciara su disolución pocas cosas han cambiado, más allá de la escenificación de la desaparición efectiva de la organización terrorista. En el interior de las cárceles, 229 presos de ETA continúan cumpliendo sus condenas en nuestro país, si bien en un numero significativo han solicitado un cambio de grado y se han acogido a la legislación penitenciaria. Uno de cada tres presos de la organización terrorista cumple condena en régimen cerrado, el más severo de los previstos en la legislación carcelaria.

Son pocos los presos de ETA que gozan de permisos y menos aún, apenas media docena, los que por su actitud y comportamiento han sido acercados al País Vasco. Según datos del Ministerio del Interior, actualmente a 71 etarras se les aplica el régimen cerrado, que supone pasar gran parte del día sin salir de sus celdas. Estos reclusos sólo la abandonan una hora al día para salir al patio. El resto de la jornada, tanto el desayuno como la comida y la cena la realizan en el interior de la celda. Además, se les aplican restricciones en el régimen de visitas y en la comunicaciones, que en algunos casos incluso están intervenidas. Estos reclusos de primer grado no pueden acceder al régimen abierto al haber sido considerados presos peligrosos o por no haberse adaptado al régimen ordinario. Cumplen la condena en módulos específico o en departamentos reservados para el cumplimiento de pena en régimen cerrado.

71 presos de ETA cumplen condena aislados y sin apenas salir de su celda, con sólo una hora de patio al día

De entre todos los presos de ETA que se encuentran en esta condiciones de aislamiento sólo cinco son mujeres. En la mayoría de los casos acumulan ya más de tres años y medio en esta situación. Los casos más llamativos son los de cinco etarras que están a punto de cumplir cuatro años en este régimen cerrado. El mayor número de presos están encarcelados en los centros penitenciarios de Herrera, en Sevilla y en Murcia. La abogada de presos de ETA, Arantza Zulueta fue uno de los nombres más conocidos a los que también se le aplicó este régimen de aislamiento, en su caso durante caso 1.000 días, mientras se encontraba encarcelada de modo preventivo y a la espera de juicio. Zulueta aún no ha sido juzgada.

Mayor colaboración

Otro de os grupos más numerosos de etarras en cambio sí ha visto como su situación se aliviaba después de que el colectivo de presos, el EPPK diera luz verde a que cada recluso iniciara un proceso individual y decidiera si se acogía a la legislación que durante décadas ETA les prohibió. De este modo, decenas de ellos han comenzado a trabajar en el interior de las prisiones y a demostrar un comportamiento de mayor colaboración y participación.

Frente a ellos, se encuentra el colectivo más duro y crítico con el fin ideado por la banda. Un grupo vinculado al colectivo ATA, (Amnistía ta Askatasuna) y uno de cuyos rostros más significados es el preso de ETA, Iñaki Bilbao. ATA no ha ocultado su rechazo al modo en el que la izquierda abertzale ha liderado el proceso final ni la forma en el que el EPPK se ha apropiado del control del colectivo de presos. Un colectivo que aprobó sin unanimidad, aunque con un amplio apoyo el nuevo tiempo en el interior de las prisiones, con un 93% de respaldo.

En las cárceles españolas otros 220 presos también cumplen sus penas bajo el mismo régimen de aislamiento

Los de ETA no son los únicos presos que se encuentran en este régimen. Además de a ellos, Instituciones Penitenciarias aplica esté régimen a otros 240 presos y presas. Se trata de reclusos que bien por la naturaleza de sus delitos o por su personalidad agresiva, violenta o antisocial requieren de una mayor vigilancia. También se aplica a presos que no se hayan desmarcado de la disciplina interna de una organización armada o delictiva o que sean proclives a motines, agresiones físicas, amenazas o coacciones o que han cometido infracciones consideradas graves o muy graves de modo reiterado en el tiempo.

El régimen penitenciario que se aplica a los presos de ETA se ha convertido en una de las cuestiones más sensibles tras el final de ETA. La presión para que se proceda a una modificación de la actual política penitenciaria se ha intensificado no sólo desde la izquierda abertzale sino incluso desde las formaciones vascas y el Ejecutivo de Iñigo Urkullu que reclaman un cambio y sobre todo, la erradicación del alejamiento de los presos en cárceles alejadas del País Vasco.

Zoido, en Intxaurrondo

El pasado mes de febrero Instituciones Penitenciarias solicitó a los directores de los centros penitenciarios informes individualizados de los presos de ETA, en los que se solicitaban que se detallara sus circunstancias, en lo que se interpretó como un primer paso para un posible acercamiento de etarras a cárceles cercanas a Euskadi. Desde el Ministerio del Interior se desmintió que se esté contemplando un cambio en la política carcelaria que se aplica a los presos de ETA. Más aún, el ministro Juan Ignacio Zoido se comprometió recientemente con las asociaciones de víctimas a no modificar la política penitenciaria. Las víctimas reclaman a Interior que sólo se den pasos si previamente se ha constatado un arrepentimiento por parte del recluso y una colaboración efectiva con la Justicia para el esclarecimiento de crímenes sin resolver.

El ministro del Interior visitará hoy San Sebastián para presidir el acto en recuerdo de la primera víctima de ETA, el guardia civil, José Antonio Pardines, asesinado el 7 de junio de 1968, hace ahora 50 años. Zoido visitará el cuartel de Intxaurrondo y posteriormente inaugurará la exposición que sobre la lucha contra ETA ha organizado la Guardia Civil y que se expondrá hoy y mañana en el Palacio de Miramar de la capital guipuzcoana.