El descalabro electoral por una errática estrategia política fue el móvil que situó a Albert Rivera en la pista de salida, tal y como lo hicieron antes de él, por unos u otros motivos, todos los dirigentes que abanderaban el centro político en España: lo hizo Adolfo Suárez, le siguió Miquel Roca con el PDR, y también cerró la puerta Rosa Díez.

Inés Arrimadas recibe en herencia un partido en horas bajas, hastiado por la deriva conservadora que protagonizó especialmente desde las autonómicas del 26-M y con el reto de "recuperar el centro político" que algunos dirigentes liberales integrados en la gestora que gobierna el partido niegan haber perdido pese al veto expreso a Sánchez y todas sus derivadas territoriales; la elección del PP como "socio preferente"; los pactos -que no acuerdos- con Vox; y, consecuencia de todo ello, el incansable goteo de dimisiones a cuenta de las discrepancias con un omnipotente líder que sólo escuchó a su núcleo de confianza en tiempos de crisis.

La presidenta de facto de Ciudadanos tiene ante sí un reto de enormes dimensiones: no sólo tiene que reflotar un proyecto cuya utilidad ha sido cuestionada por sus potenciales votantes o atender a batallas internas que amenazan con rebatir su liderazgo, sino que se encontrará en el camino con otros obstáculos decididos a sentenciar a los naranjas atacando directamente a la cada vez más menguante bolsa de votos de los liberales. Uno de ellos será Manuel Valls, decidido a dar la batalla a Arrimadas no sólo con una candidatura para desembarcar en la Generalitat, como ya publicó El Independiente el pasado mes de octubre, sino consolidando su proyecto como alternativa de centro a nivel nacional.

Tal y como afirman fuentes próximas al concejal de Barcelona pel Canvi, el periplo municipal fue sólo la primera de las aventuras de Manuel Valls en la política española: el partido ya se ha registrado -con las mismas siglas, de manera "instrumental"- en el Ministerio del Interior para ser operativos tanto a nivel autonómico como estatal, aún a la espera de confirmación por parte del órgano dirigido por Fernando Grande-Marlaska, que tiene de plazo hasta principios de enero.

"Ha llegado el momento de ver cómo convertimos el instrumento que utilizamos para presentarnos a las municipales, entonces junto a Ciudadanos, en una herramienta útil más allá de Barcelona", señala el secretario de organización de la formación, Fernando Carrera.

Carrera afirma además que llevan meses trabajando porque el partido tome forma, con él ocupando además la secretaría de comunicación y con Eva Parera como brazo derecho de Valls al frente de la secretaría general del partido. La edil se descolgó el pasado mes de septiembre de la Lliga Democràtica, la nueva escisión del catalanismo moderado que ella misma ayudó a fundar por su acercamiento a los partidos soberanistas. "Para nosotros es impensable trabajar para que ERC vuelva a gobernar" defiende Parera, que en conversación con este medio descarta cualquier posible alianza a futuro con Lliures. "Se autoproclaman moderados, pero en realidad son independentistas posibilistas", sentencia.

El fin inmediato de los de Valls es extender su influencia y consolidar su estructura "a partir de enero". El primer paso será la creación de "agrupaciones locales", primero dentro de Cataluña y luego "saltaremos a otros mares" a nivel estatal. "Es muy importante aprovechar el tirón. Nos han llegado peticiones para abrir delegaciones desde Canarias hasta Asturias, pero iremos poco a poco", señala Carrera. "Vamos creciendo rápido", también en número de afiliados: desde que realizaron la inscripción en el Ministerio del Interior hace unos días, el número de simpatizantes ha crecido por encima de los 350.

Eva Parera, sobre Lliures: "Se autoproclaman moderados, pero son independentistas posibilistas"

El gran interrogante en torno a la eventual candidatura de Valls como candidato reside en las personas de las que se rodeará para presentar el proyecto. Fuentes cercanas al ex mandatario francés confirman contactos con importantes dirigentes procedentes tanto de Ciudadanos como del PSOE. El eurodiputado Javier Nart, que siguió la línea de Valls y abandonó Ciudadanos por sus discrepancias con Albert Rivera, es uno de los nombres que suenan para incorporarse a las filas de la nueva formación, aunque también se estarían tanteando otros nombres de ex dirigentes liberales, como el de Francesc de Carreras.

De la ronda de contactos que está manteniendo Valls, las fuentes oficiales del partido sólo señalan que están sirviendo para saber que "hay mucho interés en que nos presentemos a unas generales" porque en España "hace falta un centro político" y Ciudadanos tiene "muy complicada" su resurrección, reconocen.

Desbancar a Cs siendo "auténtico freno" del independentismo

En Barcelona pel Canvi tienen "una idea muy clara" de cuáles deben ser las líneas maestras a marcar para tener una oportunidad en las elecciones catalanas, no digamos a nivel nacional: una estrategia que suponga una enmienda a la totalidad al camino que le costó a Rivera el liderazgo del partido tras 13 años en la cúspide de Ciudadanos.

"No vamos a poner líneas rojas", zanja Carreras, que tilda de "muro infranqueable" no sólo con las fuerzas nacionalistas catalanas, sino también con Vox, algo que "Rivera no cumplió". "No entendemos ni entenderemos nunca la falta de pacto con las fuerzas constitucionalistas para frenar los extremismos", afirma.

La maniobra de Valls pasará por conquistar al votante del ala socialdemócrata de Ciudadanos

"Lo que falta en este país es un centro izquierda que tenga las cosas clarísimas", alegaba el propio Valls en una rueda de prensa. La maniobra, por tanto, pasará por conquistar al votante más socialdemócrata de Ciudadanos, después de que los aires que pedían renovación también a nivel ideológico en la formación liberal no prosperasen: el partido decidió en la reunión del Consejo General que la Asamblea de marzo no someterá a debate la ideología, después de que Rivera enterrase el ala más izquierdista en el congreso de 2017.

La política a seguir será, por tanto, la que precisamente le costó a Valls su salida de Ciudadanos, después de investir a Ada Colau sólo para frenar al republicano Ernest Maragall.

La política a seguir será, por tanto, la línea que le costó al dirigente galo la salida de Ciudadanos, la de investir a Ada Colau sólo para frenar al republicano Ernest Maragall. "Por más que lo difuminen, era Colau o Maragall, o por acción o por omisión", sostienen los de Valls. "Somos los únicos centristas capaces de entender este juego político. Todo lo que suponga pensar antes en el partido que en grandes pactos de Estado capaces de frenar al soberanismo está en nuestro ADN", sentencian.

Con todo, afirman que concurrir tanto a las autonómicas como a unas eventuales generales es una decisión que aún no se ha tomado en firme, aunque se estén preparando para ello.. "La decisión no la tomaremos hasta saber si hay investidura o no", señala Parera. Y en ese escenario, tampoco descartan acercarse, esta vez con diferentes signos de identidad, de nuevo a Ciudadanos, al menos en Cataluña. "La receta más inteligente es una coalición de todos los grandes partidos constitucionalistas", una fórmula semejante a la de Navarra Suma pero con el concurso del PSC. "Y, por supuesto, encabezada por Manuel Valls", ironiza Carrera.