España sube un nuevo peldaño en la lucha contra el coronavirus y se prepara para afrontar una crisis sanitaria sin precedentes -ya reconocida como pandemia mundial- en que, en el mejor de los casos, el fin de transmisión no llegará hasta dentro de dos meses, según ha informado Sanidad. "El desafío es grave. Vamos a tener por delante semanas difíciles", pronunciaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este martes, al tiempo que instaba a luchar "todos a una" contra la enfermedad. Un mensaje contundente que, al menos de puertas para adentro, cuenta con no pocas aristas en el plano político mientras el impacto del virus arrecia con fuerza contra los mercados.

De puertas para afuera el mensaje es claro: "unidad de acción" y "coordinación absoluta" con el Gobierno central son las frases más repetidas por el entorno de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso al ser preguntados por la relación entre ésta y el líder del Ejecutivo en cuanto a la gestión de la epidemia. Importante recordar que, según el último balance de Sanidad del 11 de marzo, Madrid supera ya el millar de casos y los 31 fallecidos.

Pero ese "todos a una" que pronunció Sánchez tras participar en una cumbre de la Comisión Europea cuenta con los primeros choques de fondo en un debate político que promete ser intenso. Y las primeras fricciones han venido a cuenta de la tensión entre la líder del PP madrileño y el propio gabinete de Sánchez por las medidas que la primera planteaba en Madrid, como el cierre de centros de mayores primero o la suspensión de la actividad educativa después.

Según adelantó eldiario.es, el Ministerio de Sanidad que dirige Salvador Illa no transigió en un primer momento con el cierre de los centros de mayores y se resistió a aplicar una de las medidas más drásticas aplicadas hasta ahora en la Comunidad de Madrid: el cierre preventivo de guarderías, colegios y universidades.

Fuentes del entorno de la presidenta madrileña confirman que todas las medidas que se adoptaron en Madrid fueron iniciativa del Gobierno regional del PP avaladas posteriormente por el Ejecutivo de coalición, "y no a la inversa en ningún caso". El consejero de Sanidad de Ayuso, Enrique Ruiz Escudero, le trasladó a Illa en un encuentro que mantuvieron horas antes de la rueda de prensa de la presidenta madrileña del pasado lunes que el tiempo se había agotado y que las medidas debían aplicarse "ya". Illa aceptó, contando con el precedente del cierre de la actividad escolar en Vitoria decretado por el Gobierno vasco para la contención del virus.

Los roces entre ambas administraciones no terminaron ahí. La imagen de unidad política que la presidenta de la Comunidad de Madrid trató de transmitir reuniéndose el pasado lunes con los portavoces de todos los grupos parlamentarios, -en la rueda de prensa también estuvieron presentes desde el socialista Ángel Gabilondo hasta los portavoces de Más Madrid o Unidas Podemos, Pablo Gómez e Isa Serra- quedó empañada por la convocatoria del ministro de Sanidad a las 19:30, misma hora a la que estaba prevista la de Ayuso. Desde la administración madrileña se desentienden de esa información alegando que "ella convocó antes" y fue una "competencia del Ministerio" de la que no se informó a Madrid.

La misma presidenta de la Comunidad de Madrid dejó patente ayer las diferencias con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. En una entrevista para Telemadrid, Ayuso reprochaba al Gobierno central que no desmintiese "de forma rotunda" rumores como el aislamiento preventivo de Madrid a pesar del "daño que puede causar a los madrileños y a las empresas". "Madrid no se va a cerrar", aseveraba tajante, aunque afirmaba desconocer si el Ejecutivo tenía "otros planes".

El 8M, epicentro de la batalla

Pero si hay un asunto que hace saltar chispas entre Madrid y Moncloa es la movilización feminista del pasado domingo con motivo del 8 de marzo. En Génova afirman que, al menos por parte de Casado, el compromiso es "enterrar el hacha política" en el asunto de la emergencia sanitaria, pero en sus últimas comparecencias públicas el líder del PP ha cargado duramente contra el Ejecutivo, tildando de "irresponsabilidad" que "horas antes de cancelar la actividad educativa alentase a la gente para que saliera a manifestarse".

Alegan las mismas fuentes que Madrid "pidió durante dos semanas" medidas "urgentes" al Ministerio de Sanidad para combatir el coronavirus, mientras el departamento del Ejecutivo hacía caso omiso. El pasado 10 de marzo, la directora general de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Yolanda Fuentes, aseguró en una carta publicada en la Cadena Ser haber enviado una misiva al Ministerio de Sanidad 24 horas antes del 8-M alertando de la "crítica" ausencia de materiales en los hospitales de la región y la necesidad de actuar ante el riesgo de "desabastecimiento"; "Llevábamos dos semanas pidiendo acciones, tras el estallido de casos de Italia, pidiendo que se aprovechase el tiempo y no se ha hecho, han llegado tarde tanto el Gobierno regional como el nacional», aseguraba a El Independiente la vicepresidenta de Amyts, Ángela Hernández, tras una reunión con la Consejería de Salud.

Casado fija en el 8-M como la fecha en que el Gobierno "perdió credibilidad" al "alentar a la gente a que saliese a la calle para decir a las pocas horas que la situación era muy grave", denunciaba. Se trata de una tesis que compran en la Comunidad de Madrid, donde censuran que Sánchez esperase a que pasase el Día de la Mujer para tomar medidas "serias".

Desde Moncloa se defienden alegando que siguieron "en todo momento" los criterios de los técnicos de Salud Pública y justifican que el repunte de casos se registró en la noche del domingo, después de la marcha feminista.

"Sánchez ha ido por detrás de los acontecimientos. Ahora sí está tomando medidas responsables, pero hacen falta más y már urgentes y sobre todo hace falta escuchar a las comunidades", censuran desde el partido.

Si Sánchez llama, Casado estará

Con todo, Casado ha querido subrayar en las últimas horas que la "lealtad" que el PSOE no tuvo con la crisis del ébola o con la de la listeriosis, él la va a mantener. Pero alertan en Génova de que está relación debe ser "bidireccional", desde Madrid al Gobierno y desde el Gobierno a Madrid. "Le pido que no haga cálculos electorales (...) que asuma el coste electoral de la crisis y se ponga al frente", declaraba este jueves el presidente del PP en un acto de la AVT.

Casado ha aceptado la reunión propuesta por el líder del Ejecutivo de coalición con la oposición, prevista para el próximo lunes, como parte del plan coordinado para combatir la emergencia sanitaria porque "si Sánchez llama, estaré". Pero, al mismo tiempo, el PP no ha salido de su papel de oposición y ha registrado, junto a Ciudadanos, una petición para que Pedro Sánchez comparezca ante la Comisión Constitucional -en lugar del pleno, suspendidos hasta nuevo aviso- antes de que finalice la semana.

Tampoco renuncian en el PP a que Sánchez termine aplicando alguna de las medidas del plan de choque económico planteado por los populares para contener el coronavirus, entre las que se incluye la derogación de la contrarreforma laboral, una bajada de impuestos o una de las viejas aspiraciones de Ayuso y punto de fricción con el Gobierno central: la devolución a las comunidades autónomas de los 2.500 millones que el Ejecutivo les debe en concepto de IVA.