Siete horas y media de reunión del Consejo de Ministros y todo un país pendiente del decreto del Estado de Alarma para frenar la expansión de coronavirus. Y, de fondo, un debate intenso de puertas adentro y una bronca de puertas afuera, que quizá acabe dificultando la aplicación de un mecanismo constitucional que, aunque ya se usó cuando la crisis con los controladores aéreos, fue de alcance muy limitado.

El Consejo de Ministros de ayer puso a prueba las costuras del Gobierno de coalición, entre un sector, capitaneado por la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, partidaria de controlar el alcance de las medidas para no hundir aún más la economía, y el del vicepresidente Pablo Iglesias y la Ministra de Empleo, Yolanda Díaz, más preocupados por paliar las consecuencias que esta crisis va a tener en los trabajadores.

La controversia se ha centrado en las garantías de los trabajadores que sufrirán expedientes de regulación de empleo temporal (ERTE) y las ayudas a los autónomos, según fuentes conocedoras de la deliberación del Consejo. Esos fueron los principales escollos en la comisión delegada de asuntos económicos el pasado viernes y lo fue ayer, al menos durante la sesión de la mañana. Pero también lo volverá a ser. De hecho, fue la primera cuestión a la que aludió Pedro Sánchez en su comparecencia pública. Porque lo más significativo es que, lejos de cerrarse el debate, éste proseguirá el próximo martes, en la reunión ordinaria del Consejo que debe terminar de cerrar todo el paquete de medidas económicas.

Pero no sólo. Porque del goteo de filtraciones se colige que a lo largo de esas horas agónicas de Consejo hubo, como poco, distintas interpretaciones en cuanto a asuntos como la intervención de sectores estratégicos, lease, el eléctrico o el sanitario; si se debía ir al confinamiento total de los ciudadanos, de modo que paralizase todo el sector productivo del país, o respecto a como el estado de alarma supone de facto la "intervención" de la policía autonómica, que quedaría bajo mandato del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y de la Sanidad, en este caso con el control de Salvador Illa.

Sánchez se puso del lado de su vicepresidenta

Pero Sánchez se puso del lado de su vicepresidenta para dar por cercenado un debate que contrapone dos modelos económicos y que el hermano del ministro Alberto Garzón atribuye a la "trampa neoliberal" en la que están atrapados los socialistas.

"El PSOE no quiere entender que esta crisis hay que entenderla como una guerra, una guerra contra un virus, y que en las guerras todos los recursos económicos disponibles deben ponerse al servicio del objetivo común, que no es otro que vencer al enemigo. Lo primero es lo primero", escribió este sábado vía Twitter. Y añadió: "Ojalá los dirigentes económicos del PSOE escapasen de la trampa neoliberal en la que se encuentran y entendiesen que el gasto e inversión de naturaleza pública no es algo negativo, sino precisamente la única palanca de la que disponemos para combatir esta crisis.

Y esta cuestión fue otro de los puntos de fricción que hicieron encallar, por momentos, el decreto del estado de Alarma. Porque los presidentes autonómicos de Cataluña y País Vasco, Quim Torra e Íñigo Urkullu, dejaron llegar su disconformidad a Moncloa respecto a lo que consideran un 155 encubierto, eso sí, mientras el catalán exige, al tiempo, ayuda al Estado para cerrar las fronteras de un territorio donde se puso en marcha, por vez primera, el confinamiento de la población sin cobertura legal para hacerlo.

Torra y Urkullu han decidido hacer frente común, estrategia que pondrán hoy en práctica en la videoconferencia de Sánchez con los presidentes autonómicos, que hubo de trasladarse a este domingo ante la larga duración del Consejo de Ministros.

Podemos queda fuera del cupo de ministros que administrarán el Estado de Alarma

Tampoco le ha gustado a Podemos que en el borrador del Decreto-Ley que se conoció por la mañana dejara el mando de la crisis en Pedro Sánchez y en los titulares de Interior, Defensa, Transportes y Sanidad, esto es, Fernando Grande-Marlaska, Margarita Robles, José Luis Ábalos y Salvador Illa, respectivamente. En definitiva, ningún miembro de Unidas Podemos en el que será una especie de Consejo de Ministros reforzado. Sin embargo, desde la vicepresidencia de Iglesias niegan una bronca de fondo. "El debate se alargó por la extrema complejidad para, con rigor, situar todas las derivadas de un decreto muy amplio de afectación en todos los órdenes del Estado y por sus implicaciones en la ciudadanía".

"Es más por la complejidad que por las divergencias, que se solucionaron porque había dos posiciones en relación al tema del estado de alerta. La ministra de Economía era refractaria y ponía el freno, pero a partir de ahí el tema es la enorme complejidad para concretar todas las medidas y darles rigor jurídico a todas ellas, no dejar vacíos legales", agregan.

Sánchez minimiza las diferencias ya habla de un debate "enriquecedor, sosegado y detallado"

Sánchez se abonó a esta tesis al explicar en su comparecencia pública que esta era la primera vez que "estamos aprobando" una medida de este calado a través de un decreto "importante, contundente y complejo. Y lo que hemos hecho ha sido centrarnos en todos y cada uno de los artículos para que la claridad fuera meridiana". En definitiva, ha habido un debate "enriquecedor, sosegado, detallado" donde todos los miembros del Gobierno han "enriquecido" el decreto.

Eso sí, fuentes del ejecutivo han calificado de "inaceptable" e "increíble" que se conociera por la mañana un borrador del decreto-ley de un asunto tan trascendente como el establecimiento del Estado de Alarma. En este sentido ha recordado que las deliberaciones del Consejo de Ministros "son secretas" y que si este ha durado siete horas ha sido para dedicarle "todo el tiempo que ha hecho falta con las aportaciones de todos" los miembros del Ejecutivo. Destacan la "unanimidad" en un "trabajo muy importante" de los esquipos ministeriales.

Pero la controvertida presencia de Pablo Iglesias, que debiera estar en cuarentena por el positivo de su pareja, la ministra de Igualdad, Irene Montero, da una idea de la importancia que el vicepresidente segundo daba a su presencia en un Consejo histórico donde se confrontan dos modelos en muchos puntos irreconciliables.