La noche de Madrid volvió a dar alas a los principales grupúsculos de la extrema derecha política del país, los que reniegan del sistema democrático español o de la figura del monarca, Felipe VI. "Felipe, masón, defiende tu nación", han aclamado a lo largo de esta semana integrados en la masa, pero también en la vanguardia de las protestas en pro de la inestabilidad.
En la previa a una nueva convocatoria multitudinaria este viernes frente a Ferraz, El Independiente recibe un mensaje vía WhatsApp por parte de uno de los ultras cuyo grupo está participando en las jornadas de rechazo a los acuerdos del PSOE con los partidos independentistas y la ley de amnistía aún por registrar en el Congreso de los Diputados. Engrosa las filas de FACTA, una agrupación neonazi constituida, entre otros, por exvinculados al ala juvenil de Democracia Nacional (DN). Se enorgullece porque "ha nacido un nuevo movimiento en Grecia" que les ha "tomado como ejemplo a seguir". Al menos en lo estético se copia la llama que como a ellos, ha caracterizado a muchos otros grupos neonazis o neofascistas en Europa.
El Movimiento Social Italiano (MSI), que ha ido dando pie a sucesivos grupos hasta llegar a Hermanos de Italia (FdI), de corte puramente nacionalpopulista y en el Gobierno con Meloni, es un ejemplo. También la francesa Manifestación Popular Nacional, colaboracionista durante el régimen de Vichy, que derivó en una sucesión de partidos como Occidente o Nuevo Orden, este último dando pie al Frente Nacional. La llama, obviada por las últimas dos fuerzas, se recuperó con Jean-Marie Le Pen y se mantuvo con su hija Marine ya bajo mando de la refundación: Agrupación Nacional.
Hasta ahora, las referencias de influencia de los grupos extremistas en España procedían del extranjero, desde el griego Amanecer Dorado -ilegalizado- hasta Casa Pound en Italia, entre otros. Y que se tome como referencia desde esos países a un grupo español, es para ellos un motivo de orgullo. FACTA, como otros grupúsculos afines, ven en las protestas una oportunidad para generar disturbios en las calles, pero también para recuperar el foco. Y es que en los últimos años, y Le Pen es un ejemplo, en la reconfiguración de espacios políticos ha sido más ventajosa la apuesta por seguir el juego electoral que el de la violencia clásica en la calle, protagonista durante la segunda mitad del siglo XX. La Fidesz de Viktor Orbán en Hungría acabó absorbiendo el voto de Jobikk, de tradición ultra.
El nacionalpopulismo o la derecha populista ha encontrado más facilidades de introducir ciertos elementos del discurso de estas entidades extremistas. Sin renegar de los sistemas democráticos, aunque sí acotándolos y defendiendo la limitación de derechos para todo aquel y aquello que salga del marco considerado como "nacional" e "identitario". Entre esos elementos predomina el discurso proteccionista, antiglobalista, crítico o directamente contrario a la Unión Europea; y díscolo a la inmigración, desde un combate único a toda la que no siga unos cauces legales, al rechazo en su totalidad.
En el caso de España, Vox es el partido que, por alianzas internacionales y discurso, entra en el canon del nacionalpopulismo, pero en su caso el rechazo migratorio se centra en el ilegal. Ha tenido, no obstante, amagos como el de exigir restringir el acceso a la nacionalidad o la residencia migrantes procedentes de países árabes tras el ataque terrorista de un lobo solitario en Bruselas el mes pasado. Y aunque grupos próximos como 'Revuelta', los jóvenes que están protagonizando parte de esas protestas contra el PSOE, entre su merchandising tengan chapas con el término 'reinmigración', extendido entre esos grupos ultras.
No es otra que la apuesta por que toda persona migrante o de segunda y tercera generación ajena al canon racial del país o continente de turno, debe marchar al lugar en que sí encaje. La cuenta de Revuelta en X -antes Twitter- promociona este contenido con un repost del perfil Alt Right España -Derecha Alternativa España-, que cuenta con más de 16.600 seguidores:
Irrelevancia electoral desde Fuerza Nueva
De hecho, la entrada de Vox en Parlamento de Andalucía y el Congreso de los Diputados rompe una tendencia de casi cuarenta años: la imposibilidad de ningún ente a la derecha del PP de conseguir respaldo suficiente para lograr un escaño. Fue la llamada excepción ibérica, de veto social a formaciones de extrema derecha tras las experiencias dictatoriales con Franco y Salazar. La entrada al parlamento luso de CHEGA! -¡Basta! en castellano-, la homóloga de Vox dirigida por André Ventura, finiquitó esa permeabilidad hace un par de años. Fuerza Nueva, de Blas Piñar, es el antecedente nacional y autonómico más cercano en nuestro caso.
Se conforma al inicio de la Transición, como respuesta al interés de las fuerzas existentes de avanzar a la democracia, y como un intento de apostar por un régimen continuista de monarquía autoritaria adaptada al tiempo. Ideológicamente, su modelo es dictatorial, ultracatólico y recoge ciertos aspectos del falangismo y el carlismo. Personalidades de FN ejercieron terrorismo durante el tardofranquismo, caso de la matanza de los abogados de Atocha de 1977. Políticamente, concurrió a cinco elecciones -tres autonómicas y dos generales-, consiguiendo Piñar un único escaño en 1979 con cerca de 380.000 votos. No repitió.
A partir de ahí, la historia de la extrema derecha española es de escisiones. FN dio lugar a Frente Nacional, y a su vez parte de sus adeptos constituyeron las Juntas Españolas. En ese momento, se empieza a adoptar unos ejes discursivos más neofascistas. La agrupación se mantiene desde 1984 a 1994, y se disuelve tras un intento electoral a las europeas de ese año con la neonazi CEDADE: no alcanzaron los 5.000 votos. Es su refundación, Democracia Nacional, la que conecta con la historia más reciente de este tipo de partidos. Sobre todo, porque da pie a una nueva horneada de partidos más proclives al neonazismo [a continuación, el detalle de quien es quien en las movilizaciones dentro de la esfera ultra].
DN empieza a inclinarse a esas tendencias bajo el liderazgo de Manuel Canduela en 2004. Se acerca a otra plataforma naciente ese año en Valencia: España 2000 -también con la llama característica del neonazismo-. Ambas consiguen un techo electoral de 15.180 sufragios en las generales de ese año. El máximo, en lo que ha representación respecta, son cinco concejales en pequeñas localidades, tras las municipales y autonómicas de 2007. El año siguiente, los protagonistas son ellos junto a FE de las JONS. Por separado consiguen más de 12.000 votos cada uno, que se desinflan en 2011, ligado en parte a la mayoría del PP. El salto cualitativo lo da España 2000, con casi 10.000 apoyos en esas generales. Algo que se desinfla nuevamente en 2015, con FE de las JONS como máximo caladero de voto ultra con 7.500 respaldos. DN no supera los 1.700.
Los partidos nacionalpopulistas, una formulación de las posturas radicales dentro de la esfera democrática, han dejado sin opciones a los ultras clásicos"
La llegada de Vox al tablero político tras sucesivos intentos, rebaja al falangismo a menos de un millar de adeptos. De hecho, ninguna de las marcas salvo ésta decide presentarse a los comicios. Ni en abril, ni en noviembre de 2019. Tampoco lo han hecho en las generales de este año. El inestable progreso de siglas y la competencia de Vox desde un enfoque nacionalpopulista les deja sin opciones. La puntilla para DN fue no conseguir representación en Europa tras la coalición con Alternativa Española (AES) y las ramas falangistas en las Europeas de 2019, con la coalición ADÑ Identidad Española.
Ejemplo de la situación complicada, es un comunicado de cara al ciclo electoral de este año emitido por España 2000, apuntando a esa senda no electoralista por el momento político: "Nuestro sitio está en otro lado, bajo la noche clara, participando en la Resistencia contra este Nuevo Orden Mundial que nos quieren imponer. Tal vez, en circunstancias más favorables, volvamos a participar en esta farsa de elecciones democráticas". La amnistía y el clima de rechazo que genera, abren un escenario de oportunidad. Especialmente bajo "la noche clara" agitada por hogueras puntuales y el rojo de las bengalas.
Preferencia por el activismo
Las nuevas agrupaciones ultra que han ido surgiendo en la última década y han tenido presencia estas noches en Ferraz siguen un canon similar: más preferencia por el activismo que por las urnas y la notable juventud de sus miembros. Desde Hogar Social Madrid a Bastión Frontal. Incluido Hacer Nación, que cuenta con una peculiaridad: es una escisión de España 2000 surgida en Velilla de San Antonio (Madrid) -los dos concejales electos han mantenido el respaldo el 28-M con la nueva nomenclatura- durante la pandemia del coronavirus [hay afinidades entre los que respaldan estas organizaciones y son negacionistas de la covid]. Un periodo en el que Bastión también echó a rodar.
En común está ese corte ideológico neonazi, con acciones en favor para los nacionales en situación de vulnerabilidad, como recogidas de alimento; y actuaciones en contra de otras culturas como la judía o la islámica, con protestas frente a las mezquitas. Hay ambigüedad en todo caso, porque la oposición de una de ellas deriva en favoritismo de la otra. Por ejemplo, hay partidos referentes europeos como el Movimiento de Resistencia Nórdico que en base a su antisemitismo apoya a la iraní Hezbolá. El rechazo a la Agenda 2030 es una de las novedades grupales, que confluye con el gusto por el escrache.
El gusto por ello deriva, en grandes convocatorias como las de Ferraz, en los desórdenes callejeros bajo el anonimato de la masa. El modelo es el de los chalecos amarillos en Francia o los afines a Trump en EE.UU. No ideológicamente, sino en términos de operatividad: nadie organiza, nadie comunica, pero la movilización es amplia y coordinada. Las redes sociales, en especial grupos establecidos por canales como Telegram, son claves. "Se aprovechan las redes y cualquier canal existente" para entablar contacto. Bastión Frontal, disuelto el año pasado, ha utilizado su canal para convocar el día 6 de noviembre ante la sede socialista. Después de casi un año sin actividad. A partir de ahí, los perfiles anónimos en plataformas como X son esenciales. Primero, para la difusión de las convocatorias. Segundo, para magnificar su influencia.
Ese activismo responde al desinterés, además, del juego electoral. Son agrupaciones antisistema. De hecho, en las convocatorias de la semana se han podido ver eslóganes como "la Constitución destruye la nación", de FACTA. Críticas al régimen actual. En ello incide, como publicó este medio, Isabel Peralta, calificada como "musa del fascismo" en España hace dos años, cuando en un homenaje a la División Azul, entre loas a Hitler y chovinismo, afirmó que el judío "es el culpable de todo". Peralta, al calor de las protestas, ha acelerado la puesta a punto de Sección de Asalto (S.A.), una nueva entidad que defiende la violencia en la calle y cuyo nombre copia a los camisas pardas, la milicia primigenia del partido nazi en Alemania. En conversaciones con este digital, asegura que el resto de entidades "intentan tomar una vía más asequible; quitarse la imagen de combativos y militarizados" y apostar por el convencimiento mediante el discurso político. Aunque dadas las protestas, no parece que sea así. De hecho, el componente patriótico de estos grupos choca de bruces con la amnistía, al considerarse un "ataque a la patria", va ligado una parafernalia militar que se aplica rudimentariamente en la calle. Hay quien está comprometido con dar la vida si es necesario.
Peralta asegura también que la principal diferencia de su nueva marca respecto a Vox es que ella y sus compañeros son nacionalsocialistas. Se lleva la igualdad social hasta un extremo racial. Pero pone en el foco tres aspectos. S.A. "no se subordina ante el escrutinio, ante el capital extranjero, ni ante el Estado y el Poder". En una línea similar respondía Pedro Chaparro, actual presidente de DN, en una entrevista anterior: Vox "ha copiado parte de nuestro discurso ideológico y lo ha lanzado al estrellato mediático, pero ellos tienen una concepción económica totalmente liberal. La nuestra es mucho más social".
Los de Santiago Abascal también han copado el protagonismo mediático en las protestas, tanto por la presencia reconocible de sus diputados y cargos orgánicos, como por el entorno sociocultural que se relaciona con las siglas. Desde movilizadores mediáticos como Alvise o Vito Quiles, hasta el líder de la empresa Desokupa, Daniel Esteve; hasta entidades cercanas como Plataforma 711 o Tercios Cívicos. Bambú pide una movilización "permanente" y "pacífica", abierta. Pero eso se distancia de los intereses de los grupos ultra, expertos dinamiteros. Dependerá de lo que se prolongue este clima de tensión y de la capacidad de reunificación posterior para tener impulso, el auge o estancamiento por enésima vez de una corriente, que por ahora no tiene el respaldo mayoritario ni social, ni aunque lo parezca, en la calle. Los pitidos a los agitadores que rompían el decoro de las protestas con gestos anticonstitucionales, lo demuestran.
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hace 12 meses
Si ser de extrema derecha o facha es defender la legalidad la igualdad entre todos los españoles.
Entonces soy un extremista y un facha a mucho orgullo
hace 12 meses
Quid pro quo
Se te ve el plumero Carreño
Los alborotadores que detiene la UIP, salen al día siguiente para volver a su “trabajo”
Pero no va a conseguir el P**E que paren las manifestaciones diarias
hace 12 meses
Ya empezamos? Luego os quejáis. Demonizais a formaciones esencialmente pacíficas , focalizáis en grupúsculos y cebáis a los auténticos peligros para la democracia, léase Sánchez y separatistas.