El equipo del presidente, siempre dispuesto a confundir sus deseos con la realidad, cree que durante esta semana Pedro Sánchez ha reequilibrado la pérdida de apoyo popular que venía erosionando su imagen desde la aparición estelar de la 'fontanera de Ferraz', merced a dos acontecimientos: el enfrentamiento directo con Donald Trump en la cumbre de la OTAN celebrada en La Haya; y, en segundo término, la luz verde del Tribunal Constitucional a la ley de amnistía.
Sin embargo, ambos acontecimientos son dos razones más de peso para que el líder de la oposición dé un paso al frente y presente ya una moción de censura.
El enfrentamiento directo con Trump -un gesto para la galería, como lo fue el de Rodríguez Zapatero al no levantarse al paso de la bandera de EE.UU durante un desfile- coloca a España en el objetivo de la venganza de un presidente caracterizado por reaccionar más ante sus impulsos que ante la razón. La 'machada' de decir que España no gastará más del 2,1% en defensa mientras que el resto de los socios de la Alianza Atlántica asume mansamente el 5% sólo acarreará problemas para nuestro país. Total, para firmar el mismo documento que el resto de los aliados, tragándose el 5%. Fiancial Times, el periódico más influyente entre las élites económicas europeas, decía en su portada el pasado jueves que Sánchez ha asumido "un riesgo al desatar la ira de Trump". También advertía FT que la posición del presidente español "ha irritado a muchos colegas europeos". Para concluir que Sánchez "ha calculado mal el escenario internacional y ha forzado demasiado su suerte".
Los comentarios de los analistas europeos más reputados apuntan a que el gesto de Sánchez obedece a razones de "política interna" (esa era, por ejemplo, la tesis de Político), más que a consideraciones presupuestarias o de defensa. Al presidente español ya se le ha visto el plumero en los centros de poder europeos, donde se le considera un político "poco fiable". ¿Ese es el presidente que queremos para España?
Puede haber contentado con su rabieta a ERC, a Sumar (que se contenta con cualquier cosa), o a Bildu. Pero ¿qué piensan los votantes socialdemócratas del PSOE que asumieron en 1986 el desgaste de votar en referéndum a favor de la entrada en la OTAN? ¿Acaso cree el presidente que su actitud hace más segura a España?
Respecto a la amnistía. ¿Qué más se puede decir? Es una cesión a Puigdemont a cambio de siete votos que ha fracturado no sólo al Tribunal Constitucional y a la sociedad española, sino al propio PSOE. Me remito a las palabras de Felipe González en Onda Cero, donde afirmó que no votaría al PSOE si el candidato era Pedro Sánchez, precisamente por haber pactado esa "aberración".
Feijóo tiene que asumir su responsabilidad: presentar una moción de censura y comprometerse a convocar elecciones inmediatamente si la gana
Ni siquiera ha contentado a los beneficiarios directos de la ley. Tanto ERC, como, sobre todo, Junts se han apresurado a advertir que la amnistía no supone renunciar a lo fundamental: el referéndum de autodeterminación. Esa es la próxima batalla del independentismo. Si Sánchez les dio la amnistía, ¿por qué no el referéndum?
Antes de esta, en teoría, 'semana fantástica' para los intereses particulares del presidente, que, como hemos visto, son contradictorios con la conveniencia de la mayoría de los españoles, lo que teníamos era un panorama emponzoñado por la corrupción. A los problemas judiciales de su esposa, Begoña Gómez, o de su hermano David, se sumó la rocambolesca historia de Leire Díez y Javier Pérez Dolset, dedicados a buscar trapos sucios de personas molestas para el gobierno; en particular, del teniente coronel Balas, al que querían "ver muerto"; para concluir con el informe de la UCO que ponía de relieve la trama de amaños y comisiones en la que participaban Koldo García, José Luis Ábalos y el, hasta hace un par de semanas, secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Todo un submundo oscuro en el que sus protagonistas presumen de sus relaciones con prostitutas, a las que tratan como ganado. Feminismo en estado puro.
El lunes declara ante el Supremo Santos Cerdán. Koldo, de momento, se ha acogido a su derecho a no declarar, pero atesora un arsenal de conversaciones grabadas desde la primavera de 2021 que en algún momento saldrán a la luz. Ábalos amagó con tirar de la manta y, aunque al final no lo hizo, aprovechó su comparecencia ante el juez Leopoldo Puente para deslizar el nombre del ex ministro de Fomento José Blanco. Por su parte, la UCO está elaborando otros cuatro informes, entre los que destaca el que analiza más de 300 cuentas corrientes de los miembros de la trama y de las empresas que participaron en las mordidas. Todo apunta a que una parte de ese dinero fue para financiar al PSOE.
Una fuente conocedora de los entresijos de la investigación me aseguraba esta semana que lo que queda por conocer en este sumario "es dinamita". ¿Está el país dispuesto a vivir de sobresalto en sobresalto durante los próximos meses?
Asusta pensar en lo que hará un Sánchez desesperado persiguiendo golpes de efecto para tapar las noticias sobre la corrupción que pueden salpicar a su familia o al Partido Socialista.
Es este contexto en el que tiene que valorar Alberto Núñez Feijóo a la hora de decidir si presenta una moción de censura. Desde el punto de vista político, casi desde la perspectiva de la salubridad social, de un país que necesita un cambio, el líder del PP no puede eludir su responsabilidad.
Feijóo dijo hace unos días en el Congreso que no es por "falta de ganas", que lo que le faltan son "cuatro votos". Esos cálculos valen para una situación de inestabilidad, pero no para un estado de necesidad, como el que nos encontramos ahora.
Feijóo puede perder la moción de censura, pero políticamente puede ganar la batalla definitiva frente a Sánchez. Sobre todo, la de que la mayoría de los ciudadanos le perciba como alternativa. Fue lo que hizo Felipe González en 1980 cuando presentó su moción a Adolfo Suárez. Sabía que no le daban los números, pero la presentó y, con ello, dio el paso decisivo para ganar las elecciones de 1982. Ahora, la situación es mucho más grave que entonces.
Sin duda, lo primero que hará Sánchez y la izquierda será presentar a Feijóo como rehén de Santiago Abascal. Ya sabemos, la derecha y la ultraderecha. El raca raca de siempre, que, por cierto, le salió bien a Sánchez en julio de 2023.
Sin embargo, el argumento que desmonta esa tesis consiste en que Feijóo se comprometa a convocar inmediatamente elecciones si gana la moción. Es decir, que no es una moción para cambiar simplemente de gobierno, como hizo Sánchez con Rajoy, sino para dar voz al pueblo. En definitiva, para que sean los ciudadanos quienes decidan cómo salimos de esta situación asfixiante e insoportable.
Feijóo no puede seguir confiando en que Sánchez, acorralado por los escándalos, dimita algún día. Un líder tiene la obligación de llevar la iniciativa. Ahora es el momento.
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3 Comentarios
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hace 5 segundos
DeMadrid – Antonio
Excelente análisis que comparto absolutamente
La situación es de tal gravedad (el país lo ha perdido todo y se enfrenta a una ruptura territorial liderada por fanáticos corruptos), el fanatismo e interés del PSC y del gobierno actual de continuar en el poder ( es inexplicable salvo sus negocios e intereses ocultos deben ser la explicación ) que urge una moción de censura
hace 2 horas
Pobre Pedro. Quería una jubilación erasmus y ni eso ya, hasta puigmenton le ha ganado en eso.,,
Pobre Pedro… que se joda…
hace 3 horas
«»»»»»»» el enfrentamiento directo con Donald Trump en la cumbre de la OTAN celebrada en La Haya;»»»»»!
Este García Abadillo o no sabe leer o está ciego y sordo como una tapia. No ha habido tal enfrentamiento, eso quisiera Pedro que todo le vale para apuntarse una nota. Trump ni le miró ni le dirigió la palabra, de hecho Pedro quedaba rezagado para no tropezar con el Loco del Capitolio. Las referencias de Trump eran contra España, ni se hubiera dignado mentar el nombre de Sánchez.