El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha explicado este viernes la mezcla de sensaciones, entre la tristeza por el trato recibido en Cataluña y el orgullo por la actuación policial, con la que abandonó el hospital Sant Pau en medio de un escrache el lunes tras visitar a un agente herido en los disturbios de Barcelona.

"No me recibió ni la dirección del hospital público, me metieron en una sala pequeñita con la mujer del policía nacional, una mujer trabajadora de Vigo, como su marido trabajador también, que no han recibido ni una llamada ni ningún arrope por parte de las instituciones catalanas tras haber defendido las libertades de la sociedad catalana frente a los violentos", ha explicado este viernes en una entrevista en La Sexta.

"Sentí vergüenza y tristeza no por mí, sino porque unos funcionarios públicos no fueran capaces ni de recibir al presidente en las condiciones y con el respeto correspondiente. Habrían recibido órdenes de la Generalitat, imagino", ha reprochado. A pesar de esos sinsabores, Sánchez ha insistido en el "enorme orgullo" que siente por la Policía Nacional, por la mujer del agente herido y por los médicos que le atendieron. "Y eso es lo que me llevé, una mezcla de sensaciones y el orgullo por el trabajo de esos servidores públicos", ha explicado.

Durante la entrevista, el jefe del Ejecutivo ha valorado así el proceso de exhumación, traslado y reinhumación del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos al panteón familiar del cementerio de Mingorrubio, 16 meses después de anunciar el compromiso y tan solo ocho días antes de que arranque la campaña electoral del 10-N.

Sánchez ha negado que este tipo de actuaciones supongan reabrir las heridas de la sociedad española sobre la Guerra Civil. "Al contrario, es cerrarlas", ha asegurado, antes de aprovechar la exhumación de Franco para criticar a la oposición por no "sentir como suya esa victoria de la democracia". Especialmente duro se ha mostrado hacia el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, al que ha censurado sus palabras de no sentirse concernido por el Franquismo por haber nacido ya en democracia. "Me parecen una actitud muy preocupante decir que no le interesa el pasado. Es como si en Alemania alguien dijera que no le preocupa el pasado nazi porque nació después del 1945", ha criticado.

El también candidato socialista ha abundado en los argumentos que ofreció el jueves una declaración institucional para destacar la trascendencia histórica de la exhumación de Franco, negando las críticas de la izquierda por haber permitido protagonismo a la familia Franco. Este mismo viernes, por ejemplo, Pablo Iglesias ha asegurado que la derecha se está "descojonando" por los honores de Estado que a su juicio recbieron ayer los restos del dictador.

"Todo el mundo lo ha visto. Cualquier persona de buena fe sabe lo que es un homenaje de estado. Franco entró en el Valle de los Caídos en 1975 bajo palio y con honores religiosos, militares y civiles, entre multitud de personas. Ayer lo que vimos fue a una familia recoger los restos de su abuelo y llevárselos en el silencio y el vacío ante la mirada del Estado", ha asegurado.

El presidente ha considerado que la exhumación comienza un proceso de "resignificación" del Valle de los Caídos, que debe convertirse en un "lugar de justicia y de perdón, de reconciliación". En esa línea, ha contado los testimonios de agradecimiento personales que está recibiendo en las provincias de España a las que se desplaza para dar mítines.

"El día anterior a la exhumación, en Salamanca, visitando la casa de Unamuno se me acercaron mujeres de 65 años que me susurraban al oído 'gracias por lo que vas a hacer mañana'", ha explicado el líder del PSOE, que se ha felicitado de que la exhumación supusiera "un momento de satisfacción y de recogimiento" para familiares de las víctimas, que pudieron tener una "conexión emocional con gente que no están con nosotros y que sonreirían al conocer la medida".

En esa línea, y como ayer dijo Carmen Calvo, su vicepresidenta, Sánchez ha invitado a los españoles a "pararnos cinco minutos a pensar para ser conscientes de la trascendencia histórica del momento" de la exhumación de Franco, antes de reprochar a líderes políticos como Pablo Iglesias que intenten "minimizar la magnitud del hecho histórico de ayer".

"Anomalía democrática"

«Es el final de una anomalía en democracia», subrayó el jueves el líder socialista en una comparecencia en el Palacio de la Moncloa, que reiteró que la «infamia de la dictadura» hoy «ha sido reparada». «Hoy se termina con el enaltecimiento de un dictador» y cuando el Valle vuelva a abrir sus puertas «simbolizará el recuerdo de un dolor que no puede volver a repetirse jamás». Hoy, «España cumple consigo misma», aseguró el presidente del Gobierno.

El jueves, Sánchez anunció que la exhumación del dictador es sólo el principio y aún queda por reparar el «insoportable» hecho de los miles de desaparecidos en fosas dispersas por todo el país. «Es una aberración que debemos afrontar. La España de hoy tiene una deuda con la familia y con todos los españoles que combatieron al fascismo en Europa», afirmó

El féretro con el cuerpo embalsamado de Francisco Franco abandonó a las 13.40 de este jueves el Valle de los Caídos rumbo al cementerio madrileño de El Pardo-Mingorrubio una vez completadas las tareas de exhumación, que se prolongaron durante algo más de hora y media. 

Los restos del dictador salieron de la basílica de Cuelgamuros al cabo de 44 años y a sólo unos días de que arranque la campaña electoral del 10-N.

"Trascendencia histórica"

El séptimo presidente de la democracia siempre ha ambicionado encontrar su momento histórico como sus antecesores socialistas: Felipe González, artífice de la modernización de España, y José Luis Rodríguez Zapatero, que convirtió en derecho legal aspiraciones sociales como el matrimonio homosexual.

Al contrario que otros presidentes, que dejan para su segundo mandato la proyección internacional, a Sánchez le ha interesado desde el primer día. «Como les suele suceder a los presidentes de Gobierno, en su segunda legislatura los asuntos europeos y los internacionales les interesan más. A mí me apasionan», explica en su libro, Manual de Resistencia.

Esa vocación internacional, provocada por su trayectoria de formación y laboral en Nueva York, Bruselas y Kosovo, ha llevado a Moncloa a ser especialmente atenta con los corresponsales extranjeros para que la exhumación tenga la mayor repercusión exterior posible. Con ese impacto se intenta frenar también el desgaste para la imagen de España que han supuesto los disturbios de Barcelona tras la sentencia del procès.