Ha llegado la hora de España en la Unión Europea. España, con permiso de Ortega, ya no es el problema, sino parte de la solución en una nueva fase que se inició después de las elecciones europeas del 26 de mayo. Hay demanda de España en la Unión Europea, y vocación europeísta en los españoles y en su gobierno. Es el momento de que la relación madure y de que España sea proactiva.

Los pasos que ha dado el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, justo después de que su partido, el PSOE, confirmara su triunfo en las elecciones europeas, están dirigidos a mostrar al mundo que España juega con los grandes en la liga europea. El PSOE, con 20 eurodiputados, es el partido con más representantes nacionales en el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo.

El lunes Sánchez cenó con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el martes almorzó con los primeros ministros de Francia, Bélgica y Holanda, y mantuvo un encuentro bilateral con la canciller alemana, Angela Merkel.

Sus tuits de esas jornadas dan fe de que Sánchez se ve como el representante de un país que tiene mucho que decir en una UE, donde ya no solo deciden populares y socialdemócratas, sino que ha de contar con liberales (Macron) y Verdes para frenar a los nacionalpopulistas y para hacer avanzar el proyecto común.

“España es fundamental en la UE, pero no puede esperar a que cuenten con ella, ha de actuar y parece que Sánchez está dispuesto a hacerlo”, señalan fuentes diplomáticas de un país comunitario. Esa noche en la cena los miembros del Consejo Europeo empezaron a debatir sobre el reparto de nuevos cargos en la Comisión, el Parlamento y el Consejo Europeo.

El presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, anunció que no se había hablado de nombres pero que habría paridad de género. Nunca una mujer ha sido presidenta de la Comisión Europea ni del Consejo Europeo. Solo dos (Simone Veil y Nicole Fontaine) han ocupado el puesto de presidenta del Parlamento Europeo, y dos han sido Alta Representante de Política Exterior (Catherine Ashton y Federica Mogherini).

También se dio a conocer que un equipo negociador seguiría el proceso de elección. Sánchez forma parte de este grupo por los socialistas junto con el primer ministro portugués, António Costa. Por los populares están los primeros ministros de Croacia, Andrej Plenkovic y el letón, Kisjanis Karins. Los liberales están representados por el primer ministro belga, Charles Michel, y el holandés, Mark Rutte.

El protagonismo de España en la escena europea se debe a una confluencia de circunstancias. Los planetas se han alineado y dibujan una E mayúscula. “Es el momento de España por méritos propios y por circunstancias externas. Después de las elecciones de abril y mayo, el PSOE ha salido reforzado y parece que habrá estabilidad. Además, los tres principales partidos van a ser importantes en sus grupos en el Parlamento Europeo. A ello se une que el Reino Unido se va y que el tercer y el quinto país de la UE (Italia y Polonia) tienen gobiernos euroescépticos, lo que les lleva a posiciones periféricas”, señala Javi López, eurodiputado del PSC, reelegido como número 4 en la lista europea que ha encabezado el ministro de Exteriores, Josep Borrell.

España ha de ejercer el liderazgo socialdemócrata, porque aporta 20 eurodiputados en el segundo grupo de la Eurocámara, y el liderazgo del Sur de Europa", señala el eurodiputado Javi López

“España ha de ejercer el liderazgo socialdemócrata, porque aporta 20 eurodiputados en el segundo grupo en la Eurocámara, y el liderazgo del Sur de Europa. Así tendrá gran capacidad de influencia. Cuando se retire el Reino Unido, tendrá un papel relevante en la agenda atlántica, porque será el país con más conexión con el continente americano”, añade López. El joven eurodiputado del PSC, reelegido tras cinco intensos años, destaca cómo en Bruselas y Estrasburgo "se aprende, sobre todo, empatía".

Coincide con el eurodiputado socialista el investigador del Real Instituto Elcano Ignacio Molina, quien subraya que “hay demanda de España en la Unión Europea por factores políticos, económicos, y por el hecho de que hay ganas, hay voluntad, a Sánchez le gusta más Europa. Rajoy no fue proactivo”.

Confirma esta voluntad de acción el ministro de Exteriores, Josep Borrell. “Tenemos ganas de participar en la construcción europea. Se va el Reino Unido y los vacíos se llenan. España lo podría hacer, tenemos una sociedad muy europeísta: el 78% de los españoles sigue creyendo que Europa, a pesar de todo, ha sido una buena cosa. En Italia sólo es el 48%”, afirma en una entrevista realizada por el director en Madrid del ECFR, José Ignacio Torreblanca.

El vacío que deja el Reino Unido y de Italia, cada vez más euroescéptica y más débil económicamente, lo va a ocupar de facto España, que será el cuarto país en peso económico y demográfico de la UE de Veintisiete.

Influencia, ¿para qué?

Si España quiere ser influyente en la Unión Europea, ha de tener muy claro para qué quiere ganar peso, es decir, ha de establecer las prioridades político-estratégicas.

“Sería sumamente útil que el Gobierno elaborase una hoja de ruta que desarrollase una visión de la UE para el periodo 2019-2024 y que dicha visión contase con el mayor grado de consenso en los distintos partidos políticos españoles”, señala el informe Hacia un ecosistema de influencia española en Bruselas, coordinado por Ignacio Molina.

Para Molina resulta fundamental que “España fije sus prioridades (estabilidad del euro, seguro de desempleo europeo) pero con una narrativa europea” y que no solo los funcionarios españoles conozcan ese enfoque español sino que sea defendido por otros. Un ejemplo sería cómo el italiano Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, ha actuado sobre Cataluña con una clara defensa de la Constitución española.

El objetivo sería que se respeten las ideas españolas por el hecho de ser españolas, porque al serlo son europeístas. Si la idea española es europeísta, saldrá adelante", dice Ignacio Molina

“El objetivo sería que se respeten las ideas españolas por el hecho de ser españolas, porque al serlo son europeístas. Si la idea española es europeísta, saldrá adelante”, añade Molina.

Según el eurodiputado socialista Javi López, “a España le interesa avanzar en la gobernanza de la zona euro y crear herramientas frente a un shock financiero, en lo que coincide con Macron, y a su vez consolidar el tercer pilar, la dimensión social”. También defiende España avances en la lucha contra el cambio climático y evolucionar hacia una política exterior común.

Según Adrián Vidales, consultor de Políticas Públicas en Atrevia, dos ejemplos de cuestiones donde es necesaria esa posición de país serían el cambio climático y la cuestión migratoria, “España es uno de los países a los que más afectaría el cambio climático, y que más se está viendo afectado por las presiones migratorias en el Mediterráneo, y tiene que hacer frente a esos retos con independencia del color político del Gobierno español”.

Juego de Tronos en la UE

El reparto de los puestos clave en la Unión Europea requiere un encaje complejo en el que hay que tener en cuenta las familias políticas con mayor peso en el Parlamento Europeo, la procedencia geográfica por ejes Norte/Sur y Este/Oeste, la relevancia de los actores políticos y también la paridad de género. Es un complejo juego de tronos, una ecuación que comienza a despejarse con la presidencia de la Comisión Europea.

Como el Parlamento resultante de las elecciones europeas no cuenta con ningún grupo político con mayoría absoluta, y ni siquiera populares y socialdemócratas suman juntos, se ha roto ese monopolio del poder de la gran coalición. También está en riesgo el sistema de los Spitzenkandidaten, lo que puede provocar una colisión institucional. Por esta fórmula el número uno del grupo político más votado sería el presidente de la Comisión pero al no haber mayorías claras se requiere consenso.

El holandés Frans Timmermans, Spitzenkandidat de los socialdemócratas, es la apuesta del presidente del Gobierno español. Los socialdemócratas, con 153 eurodiputados, son el segundo grupo en la Eurocámara. Manfred Weber es el número uno de los Populares Europeos, el grupo más votado con 179.

Si fuera presidenta de la Comisión Europea la liberal Vestager, España tendría más opciones de contar con una vicepresidencia económica", señala Molina

“Hay muchas piezas en este puzle. Si España quiere un vicepresidente económico muy potente, que puede ser Josep Borrell, no podrá conseguirlo si el presidente de la Comisión es socialdemócrata. Pero Sánchez, como el líder socialista más importante de la UE, no puede hacer otra cosa. Buscará compensaciones. Si fuera presidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, liberal a quien ve con buenos ojos Macron, España tendría más opciones de contar con una vicepresidencia económica”, explica Ignacio Molina.

Según Molina, “cualquiera de los tres Spitzenkandidaten (Weber, Timmermans o Vestager) puede ser votado por el Parlamento Europeo. Si el Consejo Europeo busca otro nombre, puede haber un conflicto institucional. El Consejo Europeo no puede ignorar al Parlamento. Cualquiera de los tres va bien a España”.

Otra opción sería el francés Michel Barnier, jefe negociador del Brexit, a quien también apoya el presidente Macron. Su gran papel en el Brexit juega a su favor aunque no fue elegido por los populares en el Parlamento Europeo como número uno.

La elección del popular alemán Manfred Weber, quien ahora tiene menos posibilidades, abriría la puerta a que España contara con una vicepresidencia económica, ya que pertenece a una familia política distinta. Además, Weber tiene una excelente relación con los populares españoles, especialmente con Esteban González Pons, quien tiene opciones de relevarle como jefe del grupo parlamentario de los populares europeos.

Si fuera Timmermans el presidente de la Comisión Europea, sería gracias en parte al apoyo de Pedro Sánchez, lo que juega a favor de España. Además, Timmermans conoce bien los intereses españoles sobre justicia social, cambio climático y ha sido uno de los grandes defensores de la Constitución española en el tema catalán.

En el caso de Vestager, serían más las opciones de España en una vicepresidencia económica. España apuesta por Borrell, con un perfil que también le hace idóneo para Alto Representante, pero también cuenta con mujeres con una gran trayectoria en las instituciones europeas que pueden ocupar esa vicepresidencia, como la ministra de Economía Nadia Calviño, antes directora general de Presupuestos. Politico elaboraba recientemente una lista con las 14  mujeres que podrían desempeñar un puesto importante en la nueva legislatura y Calviño figura entre ellas.

España debe calibrar qué le interesa más, si pujar por uno de los 'top jobs' o apostar por lograr carteras de peso en la futura Comisión. España tiene banquillo", afirma Adrián Vidales

“España debe calibrar qué le interesa más, si pujar por uno de los top jobs – y dar al país la dosis extra de visibilidad y peso político que conllevan – o apostar por lograr carteras de peso en la futura Comisión. En cualquiera de los dos supuestos, contar con candidatos potentes para ocupar cualquier puesto es fundamental, y afortunadamente, España cuenta con un enorme banquillo: Josep Borrell, Nadia Calviño, Luis Planas, Cristina Gallach, Esteban González Pons o Luis Garicano conforman un potente equipo que mostrar a Europa”, explica Adrián Vidales, consultor de Asuntos Públicos en Atrevia y miembro de Con Copia a Europa.

A juicio de Vidales, “España tiene ante sí grandes retos para los que necesitará el apoyo de la UE: inmigración, transición ecológica, creación de empleo y digitalización (con especial protagonismo de las redes de 5G), entre otros muchos. Y contar con comisarios que impulsen estos temas desde una perspectiva compatible con los intereses españoles puede ser crucial”.

De los cinco puestos relevantes, España no optaría a la presidencia del Banco Central Europeo, ya que el español Luis de Guindos, ex ministro de Economía, es vicepresidente del BCE. En principio, el sucesor del italiano Mario Draghi será el último del quinteto.

La presidencia del Consejo Europeo suele ir a parar a un ex jefe del Gobierno o del Estado. Angela Merkel ha descartado que esté interesada. La presidenta de Lituania, Dalya Grybauskaitè, ex ministra de Finanzas y ex comisaria, figura entre las favoritas. Es independiente, apoyada por el centro derecha. También suena la búlgara Kristalina Georgieva, del PPE.

Y no solo es prioritario que las cabezas visibles sean españolas sino también que españoles o funcionarios sensibles con los intereses de España estén en los puestos clave. La importancia de contar con carteras clave se traduce también en que son más los puestos que pueden asignarse a españoles bien en esa cartera o intercambiarse por otras, como suele hacerse. Por ejemplo, si un español estuviera al frente de la diplomacia de la UE le corresponderían 11 puestos de ese gabinete que puede intercambiar con otros países miembros. En la legislatura que termina la jefa de gabinete del presidente de la Comisión ha sido desde febrero de 2018 la española Clara Martínez Alberola.

En el Parlamento Europeo hay una clara oportunidad de que los dos principales grupos estén bajo la responsabilidad de españoles, Esteban González Pons, en el PPE e Iratxe García, en la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas. Solo un español, Enrique Barón, ha estado antes al frente de un grupo político en el Parlamento Europeo. También es relevante que los eurodiputados españoles participen en las comisiones, las presidan y sean los rapporteurs de asuntos de importancia.

Más poliamor que 'ménage à trois'

El motor franco-alemán empieza a renquear en la Unión Europea de los Veintisiete y uno más. El liderazgo de Francia y Alemania es indudable pero se necesita más empuje. El ministro Borrell señala en la entrevista realizada por ECFR que “la pareja franco-alemana es cada vez más necesaria y cada vez menos suficiente. Es una pareja que no procrea, no tiene más países a su alrededor que se unan a su proyecto. Y además discrepan en muchos puntos fundamentales. Un ménage à trois puede dotarle de mayor impulso”.

Y ahí está España. Sánchez se ve con Macron, a quien le interesa en el reparto de poder un aliado para que no sea Manfred Weber el presidente de la Comisión, y también con Merkel, que sigue defendiendo a Weber, porque es el Spitzenkandidat de su partido, pero también necesita aliados para defenderle o para apoyar a Jens Weidman al frente del Banco Central Europeo.

Pero este ménage a trois puede resultar una trampa para España porque los grandes nunca verán a España como un igual. Es la tesis de Ignacio Molina, quien explica cómo a España le va mejor el poliamor.

“Alemania y Francia nos pueden respetar pero nunca te van a considerar igual. Nos convertiríamos en un país subordinado. Hemos de defender nuestros intereses con alianzas a varias bandas. Unas veces con el Sur, otras con los escandinavos y con Holanda. Incluso hemos de incluir a Italia, por ejemplo, en política agrícola. Hacerlo todo con Francia y Alemania nos va peor”, señala el investigador del Real Instituto Elcano.

Decía Ortega y Gasset “me importa más Europa que España y España solo me importa si integra espiritualmente Europa”.  Si España evoluciona hacia una identidad europea, dejará atrás la peste del nacionalismo y conseguirá estar en la vanguardia.