Pugna de cifras sobre los asistentes a la manifestación convocada por Vox y su sindicato afín Solidaridad este pasado sábado en la plaza de la Universidad de Barcelona. Por un lado, fuentes oficiales de la Guardia Urbana fijan la participación en poco más de 300 personas. Frente a ello, la organización sindical de los 'verdes' la sitúa en más de 5.000, un número que tampoco terminan de concretar junto a Vox y queda reducido a la mitad por miembros de la dirección nacional al ser consultados por ello. "Hubo más de 2.000, pero hay mobiliario público y árboles que hace que no se vea bien a todos en la foto", explican. Independientemente del balance, la convocatoria no ha superado la asistencia de otras anteriores, caso de la desarrollada por ambos actores en marzo frente al ayuntamiento de Madrid o el de la ciudad condal, para pedir la dimisión del Gobierno y el abaratamiento de la energía: 2.500 y 250 manifestantes, respectivamente.

La similitud de estas cifras respecto a movilizaciones anteriores deja a Vox en un escenario cotidiano en su competencia electoral con el Partido Popular (PP), y le impide incidir en su intento de presionar a los de Alberto Núñez Feijóo para que adopten acciones conjuntas contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez. La convocatoria hecha por el partido a través de Solidaridad buscaba, además de confrontar con Moncloa, constituir a los de Santiago Abascal como "única oposición real" a la coalición de PSOE y Unidas Podemos, en detrimento de un PP al que se quiere retratar de "indeciso" y poco comprometido en los momentos clave. Y es que Vox considera poco contundente la intención de Feijóo de aguardar hasta un cambio de gobierno para dar vuelta atrás a las reformas del Código Penal fijadas por Sánchez.

Desde Génova, Feijóo no quiere dejarse condicionar políticamente por ningún otro partido, y menos por sus competidores electorales a falta de seis meses para las elecciones municipales y autonómicas en aquellos territorios que mantienen el calendario oficial. Allí es donde realmente espera dar la primera estocada al PSOE y sus socios, y no con una moción de censura que nace fallida por la ausencia de una alternativa sólida. Algo crucial para Vox. No tanto por desgaste al Gobierno, sino por presentar a Feijóo reclamando su apoyo concreto y desligándose de otras vías como puede ser una alianza con el PNV. Por ello, el líder popular ha dado una orden muy clara a sus barones y el resto de los suyos: no participar en ningún acto similar diseñado por Vox que frustre la puesta en escena del PP hasta esa cita. Tampoco este domingo en la Plaza de Colón de Madrid o en el resto de ayuntamientos de las capitales de provincia, donde Abascal tendrá una segunda oportunidad para enseñar músculo frente a los conservadores. El gallego no quiere, en definitiva, repetir la polémica foto de su antecesor hace cuatro años.

Vox apunta a un enfriamiento en las conversaciones con el PP: No han tenido contactos desde la propuesta de Abascal para participar en movilizaciones conjuntas

Después de afirmar la semana pasada que se había producido conversaciones entre Bambú y Génova, algo que ha confirmado el propio Abascal, Vox apunta, nuevamente, a un enfriamiento. Por entonces, Vox aseguró que los dos partidos trataron la disposición de los grupos Socialista y confederal de Unidas Podemos en las Cortes de dar salida por la vía rápida -mediante una proposición de ley de tramitación urgente- a la derogación del delito de sedición y su sustitución por otro desorden público agravado. Algo que se someterá a votación de la cámara baja este jueves después de la convalidación de los nuevos Presupuestos. Asimismo, se abordó la posibilidad de que Sánchez opte por lo propio en cuanto al delito de malversación. No obstante, desde entonces no se han producido contactos. Tampoco concretos para la protesta del día 27 de noviembre, una nula interlocución que también se extiende a Ciudadanos (Cs).

Además de con los populares, la cúpula de Vox ha conseguido normalizar la "cordialidad" con la formación de Inés Arrimadas. Aunque, pese a ello, insiste en los reproches políticos en diversos ámbitos. Uno de ellos, por haberla refrendado en el Congreso, es lo que se refiere a la Ley Integral de Garantía de la Libertad Sexual. En la última comparecencia pública, posterior a la reunión del Comité de Acción Política, el vicepresidente primero en este ámbito, Jorge Buxadé, ponía en cuestión el "error" de Cs. Pero también el de "los cuatro diputados del PP que votaron telemáticamente" y se equivocaron apoyándola. En línea con este enfriamiento de conversaciones, al no verse correspondida la demanda a PP y Cs, Vox los considera "cómplices" de que "violadores y pederastas salgan de prisión antes de tiempo" o de que quien esté inmerso en procesos judiciales por delitos sexuales "vayan a verse beneficiados" con una reducción de penas.

Con todo, fuentes de la dirección de Vox lamentan la ausencia de miembros del núcleo duro del PP y Cs, pero, en especial, de otras organizaciones influyentes de la sociedad civil como Sociedad Civil Catalana (SCC), con quien destacan compromisos mutuos como el gen constitucionalista. "Es una pena, no vimos a nadie y ni te contestan al WhatsApp", subrayan. Desde Bambú, no obstante, siguen tendiendo la mano a otras entidades y a populares y naranjas en estos seis días que restan para que tengan lugar las últimas protestas convocadas por Vox en las calles. Aunque sus dirigentes afirman que no serán las últimas movilizaciones antes de los próximos comicios, sí descartan, a priori, más participación que la propia.

El PP quiere canalizar la "indignación" en solitario

Esa distancia con los actos de Vox la ha remarcado este lunes Elías Bendodo desde Génova, tras la reunión del comité de dirección. Después de estudiarlas, el coordinador general ha anunciado movilizaciones generales por todo el territorio, aunque de manera independiente. El PP en esa dinámica de rechazo a cualquier actuación conjunta con Abascal, que radica entre otros en un intento de seguir dentro de la centralidad constituida por Feijóo, ha diseñado una agenda de protestas autónoma que servirá, además, para medir la capacidad de convocatoria y de respaldo social en las calles: posterior y previa a la última cita de Vox. Tal y como ha anunciado Bendodo, este jueves Badajoz abrirá el proceso de canalización de la "indignación" de la ciudadanía frente al Gobierno por la sedición. Pero también por la ley del 'solo sí es sí', un "engredo de sectarismo ideológico", ha dicho el 'tercero' del PP.

En la capital extremeña el PP espera superar las 300 personas que, oficialmente, Vox movilizó en Barcelona. Y a ella, le seguirá otra en el polideportivo de Magariños de Madrid el sábado, un día antes que la de los ultraconservadores en Colón. Ésta reunirá a Feijóo, a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso y al alcalde José Luis Martínez-Almeida. Le seguirá, aún sin fecha, otras en La Rioja, la Comunidad Valenciana, Aragón o Castilla-La Mancha, comunidades gobernadas por el PSOE con el apoyo de sus socios -excepto Emiliano García-Page- que evidencian un intento de movilizar electorado en favor de un vuelco de gobierno. Por su parte, Cs, centrado en la renovación de la marca, no ha anunciado ningún tipo de movilización en los próximos días.