En el camino hacia las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, para las que quedan exactamente 71 días, se van quemando etapas. Y este sábado el PSOE salta una de sus propias vallas: la celebración del comité federal, la última reunión del máximo órgano de dirección del partido antes de las urnas. Deberá cumplir la formalidad de validar las listas regionales y locales, pero también servirá para medir la temperatura interna después de unas primeras semanas complicadas para los socialistas por el agravamiento de la crisis con Unidas Podemos por la ley del solo sí es sí y el estallido del caso Mediador. Pedro Sánchez sabe que tiene a su partido en calma, sin hostilidades internas —más allá de la distancia insalvable que le separa de los presidentes de Castilla-La Mancha y Aragón, Emiliano García-Page y Javier Lambán—, pero también en tensión. A la expectativa. Porque los resultados no se presumen ni de lejos tan holgados como los de hace cuatro años y ahora su enorme poder territorial es el que está en juego y amenazado por un PP al alza. El PSOE confía en defender sus plazas actuales e incluso ganar alguna más —como Barcelona, Valencia o, en el mejor de los casos, Madrid—, aunque es consciente de que la batalla será apretadísima. Hasta el final.
El de este sábado será, como dicen en Ferraz, un "comité muy orgánico", de puesta a punto final de la maquinaria del partido y con la mirada puesta en las elecciones. El acto mayor de un PSOE "unido, a bloque, movilizado desde septiembre para contar las medidas del Gobierno y también las adoptadas por los presidentes autonómicos y alcaldes socialistas", indican en la cúpula. En los territorios, todos los dirigentes consultados dan por hecho que la reunión se saldará sin problemas, sin tiranteces, por mucho que cada barón tenga que gestionar sus miedos.
Tampoco es una actitud sorprendente en un partido acostumbrado a reagruparse antes de las contiendas electorales, consciente de que la división le castiga y sabedor también de que las facturas, si las hay, se extenderán pasados los comicios. No antes. El PSOE en definitiva, siempre funciona así, buscando la cohesión interna como mecanismo de defensa antes de las urnas.
Hay un programa marco para las autonómicas, que el comité aprueba este sábado, pero es que los barones tienen su propio programa: defienden su gestión. Somos conscientes y es deseable que así sea", dicen en Ferraz
En el cuartel general defienden que Sánchez y su Ejecutivo son "un activo" para sus candidatos, y eso explica los dos eslóganes desplegados durante la precampaña: El Gobierno de la gente primero y, desde hace una semana, Defiende lo que piensas, pensados ambos para movilizar a sus votantes. Pero los barones también buscan su camino propio. Desde hace meses demandaron a la dirección federal que querían hacer su propia campaña, defender su gestión, aislarse del "ruido" perpetuo que irradia Madrid, la política nacional. Ferraz accedió a no programar una conferencia autonómica —sí está preparando ya una convención municipal para el 14, 15 y 16 de abril, en Valencia—, pero en absoluto renuncia a que el líder esté presente en el territorio. Así, Sánchez recorrerá en precampaña y campaña "todas las federaciones", como lleva haciendo desde el otoño y, de manera más intensa, desde enero.
Los presidentes y alcaldes socialistas quieren confeccionar una campaña en clave local, de reivindicación de su gestión, como confiesan ellos mismos. Admiten que debates como el sí es sí o los choques constantes dentro de la coalición gubernamental les dificultan su voluntad de centrar los debates. También en Ferraz lo saben: "Hay un programa marco para las autonómicas —que de hecho el comité federal aprueba este sábado—, pero es que los barones tienen su propio programa: defienden su gestión como presidentes. Somos conscientes y es deseable que así sea: todos tienen una gestión muy buena y por eso el PP está bajando expectativas".
"Ha llegado todo muy masticado"
La "tranquilidad" que impera en el PSOE se ha podido tocar en los últimos dos días: la comisión federal de listas ha examinado este jueves y viernes todas las candidaturas autonómicas y locales (para los municipios de más de 50.000 habitantes) y no ha habido choques, tal y como manifestaban a este diario cargos de primer nivel de varias federaciones. "Todo muy light", "ningún problema", "solo cuestiones de forma", "ha llegado todo muy masticado", afirmaban. "Y las listas siempre es lo problemático, y si no ha habido tensiones es que no hay mayores conflictos", analizaba una secretaria de Organización regional. Nada que ver con lo que ocurrió hace cuatro años, cuando Ferraz, tras un duro pulso, impuso su criterio en las listas —en aquel momento también se aprobaron las de las generales— en Andalucía, frente a una ya muy tocada Susana Díaz, y en Aragón, frente al presidente Javier Lambán.
Está prevista la asistencia de todos los presidentes, salvo Puig, por las Fallas, y Armengol, por agenda de su Gobierno
Para este 28-M, la única agitación relevante que ha emergido con las candidaturas se produjo hace dos semanas, cuando la cabeza de cartel por Madrid, la ministra Reyes Maroto, rechazó el "borrador" que le había propuesto la secretaria general de la ciudad y delegada del Gobierno en la región, Mercedes González, y confeccionó su propio equipo, con el aval pleno de Ferraz. González renunció a llevar esa lista a su ejecutiva municipal, para que la aprobase, como era preceptivo, por lo que la candidatura pasó de la comisión regional de listas al mismo órgano a escala federal.
El trámite orgánico ha discurrido, pues, sin conflictos. Así que la atención del comité federal se focalizará en el discurso del presidente, con el que se abrirá la reunión, y las intervenciones de los barones, a su llegada y, sobre todo, durante la cita, convocada en el cuartel general de Ferraz. Como ratificaron a este periódico desde los distintos territorios, se prevé la asistencia de todos los presidentes autonómicos, salvo el valenciano Ximo Puig —que se queda en su tierra por las Fallas— y la balear Francina Armengol, por razones de agenda institucional. Sí estarán Adrián Barbón (Asturias), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), María Chivite (Navarra), Concha Andreu (La Rioja), Ángel Víctor Torres (Canarias), Javier Lambán (Aragón) y Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), aunque este marchará pronto para atender actos en su región. No se esperan discursos beligerantes contra Sánchez.
En la cúpula del presidente se felicitan de que la organización está, a estas alturas, a escasos dos meses de las urnas, "ya muy movilizada". "Por abajo, se nota que la gente está muy a tope, y es verdad que por arriba los nuestros están a otras cosas", conceden desde la dirección, en referencia a la inquietud por el "ruido" de Madrid que les perturba.
"Nadie ha hincado la rodilla"
En el equipo de Sánchez celebraban este viernes los datos del CIS, pero no solo lo más cuestionado, la ventaja de casi cinco puntos sobre el PP —producto de la cocina del presidente del organismo, José Félix Tezanos—, sino las transferencias de voto. El trasvase de votos del PP hacia el PSOE se habría reducido: en febrero, un 8,8% de los que habían apostado por Sánchez en 2019 migrarían hacia las filas de Alberto Núñez Feijóo, porcentaje que en la encuesta de marzo se reduce al 6,6%.
La dirección celebra los datos del CIS y, sobre todo, que gane en fidelidad de voto y tenga margen de crecimiento, que toma como prueba de la activación de sus votantes
Además, la tasa de fidelidad de los votantes del PSOE aumenta del 66,1% al 68,1%, mientras que la del PP se encoge ligeramente (del 79,2% al 78,7%) y se desploma la de Unidas Podemos (del 65,7% al 46%). Los 10 puntos que le saca el PP, creen, es una buena señal, porque significa que el PSOE tiene margen de mejora y que sus votantes están desperezándose, mientras la derecha ya está motivada al máximo y no puede apurar más. Las cifras, explican en Ferraz, "no caen del cielo", son "fruto de mucho trabajo y de una organización movilizada desde los afiliados al secretario general". "El PP quería que nuestra gente se abatiera, que pensara que el partido ya estaba perdido. Y eso lo hemos parado, nadie ha hincado la rodilla y todo el mundo sabe que hay partido", observan desde las alturas de la sede federal.
El PSOE es el partido que más se juega este 28-M. Dirige nueve comunidades autónomas y cogobierna en una décima (Cantabria), de entre las 12 que se someten al escrutinio ciudadano este mayo. Los socialistas presiden además 23 de las 41 diputaciones provinciales, tres cabildos canarios, tres consells baleares y ejercen la vicepresidencia de Melilla. Y tiene el mando de 22 de las 50 capitales de provincia. Sienta a 2.500 alcaldes y casi 22.500 concejales, y en 2019 venció al PP por 6,77 puntos y 1,5 millones de papeletas.
La Comuntat Valenciana será hoy campo de batalla con el PP, además de Aragón y Sevilla. Si Feijóo se los arrebata, la lectura para los socialistas del 28-M sería demoledora. El PSOE cree que podrá mantener sus gobiernos autonómicos, y aspira a conquistar Valencia capital, Barcelona y la ciudad de Madrid, en la que el alcalde, el popular José Luis Martínez-Almeida, está "vulnerable". Más complicada de alcanzar se atisba la Comunidad de Madrid, aunque los socialistas creen que a Isabel Díaz Ayuso le puede castigar su gestión sanitaria —la huelga de médicos se desconvocó este jueves después de cuatro meses de paros— y su "desgaste". "El PP debe de tener cuidado con su patio trasero. Y Feijóo se ha dado cuenta de que es un error plantear estas elecciones como un plebiscito contra Sánchez, porque lo peor es que lo pierdas. El que se pone el listón es él".
Sánchez tiene por delante la moción de censura, esta semana, y a últimos de marzo, el relevo de Maroto y Darias en el Ejecutivo
El presidente llega a este comité federal con dos citas pendientes en las dos últimas semanas de marzo. Primero, la moción de censura de Vox, liderada por Ramón Tamames, debate parlamentario ante el que la Moncloa y Ferraz se han negado a desvelar la estrategia, más allá del rechazo de la propuesta de Podemos, que quiere que sean las mujeres del Ejecutivo las que combatan en tribuna a la ultraderecha. Es prácticamente seguro que Sánchez dará la cara y aprovechará la moción para defender su modelo frente al de la derecha y la ultraderecha, buscando acorralar, sobre todo, a Feijóo.
Acabado el miércoles el debate de la moción de censura, el líder socialista partirá hacia Bruselas, al Consejo Europeo, y después hacia Santo Domingo, a la XXVIII Cumbre Iberoamericana. A su vuelta, acometerá la crisis de gobierno, limitada a las salidas de las ministras Reyes Maroto y Carolina Darias, según él mismo volvió a confirmar el pasado miércoles desde Lanzarote. Serán sus últimos deberes antes de zambullirse de lleno en la dinámica electoral tras la Semana Santa. El último gran acto conjunto del partido será la convención municipal de Valencia, donde se aprobará el programa marco de las locales. A partir de entonces, el PSOE meterá el turbo hasta el 28-M. Y cruzará los dedos para que sus expectativas no se vean arruinadas por los votos.
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