Ella ya era, de facto, la número dos. De todo. En el Gobierno, en el partido. La mujer de máxima confianza del presidente, por la que pasaba y pasa la negociación en el seno de la coalición y con los socios de investidura. Apenas le faltaba un galón para solemnizar su posición, insustituible para Pedro Sánchez. El de vicepresidenta primera del Ejecutivo. Y ya lo tiene. Desde este viernes.

María Jesús Montero (Sevilla, 1966) es la mujer que atesora más poder político en España en sus 45 años de democracia. Ya sí. Vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, vicesecretaria general del PSOE. La supernúmero dos de Sánchez. Pero no solo. Porque ella, ascendida definitivamente este 29 de diciembre a la cima del Ejecutivo, está llamada a reforzar políticamente el Gabinete. El presidente, al potenciarla, busca pertrecharse con ella, montar una línea defensiva y ofensiva a la vez, protegerse con una dirigente hábil, correosa y también con mano izquierda. Montero, se lo reconocen en el partido, es una purasangre política que ha ido creciendo en los últimos años, que ha pasado de conocer apenas al jefe cuando la fichó en 2018 a ganarse su complicidad absoluta. Ella y Félix Bolaños, el titular de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, son las dos piezas imprescindibles en el mapa de poder del presidente, sus dos robustos pilares. Su mano derecha y su mano izquierda. Su supervicepresidenta y su superministro. Con encomiendas distintas pero depositarios ambos de su total confianza.

Atesora poder orgánico e institucional: ninguna mujer ha llegado tan alto en España en 45 años de democracia

Sánchez ha cultivado el mito de líder impredecible y amante de los golpes de efecto. Y es cierto que en ocasiones busca el golpe de efecto. Pero otras veces prefiere lucir trazabilidad, ese sustantivo que no se despega de los labios de Alberto Núñez Feijóo. La exhibe en sus nombramientos económicos, tejidos todos, desde su llegada a la Moncloa, en junio de 2018, con un mismo hilo. Una entonces desconocida Nadia Calviño, una alta funcionaria en Bruselas —era directora general de Presupuestos de la Comisión—, hizo tándem con la responsable de Hacienda, María Jesús Montero, traída a Madrid desde la Junta de Andalucía, donde había ejercido de consejera de Salud y luego de Hacienda con los presidentes Manuel Chaves, Pepe Griñán y Susana Díaz. Ambas han sostenido estos años la política económica del Gobierno. Ambas han sido puntales para Sánchez.

La dupla se ha mantenido hasta este viernes. Ellas eran la tierra firme del presidente. Pero Calviño parte para Luxemburgo: el lunes 1 de enero de 2024, toma posesión de su cargo como presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Su camino en el Ejecutivo se agotaba este viernes. Sánchez decidió asignar la cartera de Economía, Comercio y Empresa a un miembro de su equipo directo, de su máxima confianza, a Carlos Cuerpo Caballero (Badajoz, 1980), secretario general del Tesoro y Financiación Internacional. Ese mismo hilo que cobró vida en 2018 con Calviño se prolonga ahora en uno de los suyos, en Cuerpo. La vicepresidencia primera pasa a Montero, un ascenso en el fondo lógico y congruente. Porque ella ya era la dos del jefe.

La compensación a Escrivá

Como aseguran varios dirigentes en el partido, Sánchez llevó al BOE lo que era real. "Los galones obligaban a que fuese la vicepresidenta primera, nada más. No era difícil preverlo", señala uno de los veteranos a los que el líder socialista más escucha. Las competencias en Función Pública, que tenía Montero desde julio de 2021, mudan ahora: las asume José Luis Escrivá, el responsable de Transformación Digital que había salido penalizado al heredar solo una parte del macrodepartamento que dirigía Calviño. Al ganar Función Pública, el ministerio de Escrivá engorda algunos kilos. A costa de añadir un área que tradicionalmente ha sido foco de problemas por las reclamaciones laborales de los funcionarios públicos.

Los galones obligaban a que Montero fuese la vicepresidenta primera, nada más. No era difícil preverlo", señala uno de los veteranos a los que el líder socialista más escucha

Ya el pasado noviembre, cuando el presidente reorganizó su Gabinete tras su investidura, dejó señales de cómo podría ajustarlo en cuanto se confirmase el ascenso de Calviño al BEI. Premió a Montero con la vicepresidencia cuarta, un cargo de fácil amortización. Y halagó la gestión de su ministra de Economía, haciendo ver que quien que la sustituyera sería cuña de la misma madera. Un economista con trayectoria nacional e internacional, con interlocución en Bruselas, técnico, "solvente". Un retrato robot que ya hacían en Ferraz. La duda era quién, no tanto el perfil.

Calviño fue finalmente elegida como jefa del BEI, la primera mujer en los 65 años de la mayor institución financiera multilateral del mundo. Sánchez cedió el ministerio a Cuerpo, licenciado en Economía en una universidad pública española (la de Extremadura), máster en Economía por la prestigiosa London School of Economics (LSE) y miembro del Cuerpo de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado —al que pertenece la propia Calviño— desde 2008. Él dirigirá la política económica del Ejecutivo, al presidir la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos (CDGAE), el órgano en que se libran las disputas más duras de la coalición y en la que tendrá un rango inferior a las tres vicepresidentas: María Jesús Montero, Yolanda Díaz y Teresa Ribera.

"Nuestros logros económicos, así como el refuerzo del Estado del bienestar compatible con las políticas de consolidación fiscal que viene realizando este Gobierno, no habrían sido posibles sin el intenso y brillante trabajo que María Jesús Montero viene realizando en el Ministerio de Hacienda" desde 2018, justificó Sánchez en su comparecencia matinal. El presidente "quiere un Gobierno de trinchera, más preocupado por ir al choque con el PP que por dignificar la gestión pública", interpretó sin embargo la cúpula nacional del PP.

Montero, como vicepresidenta primera, será la encargada de presidir las reuniones del Consejo de Ministros cuando Sánchez viaje al exterior. Pero su verdadera tarea trasciende ese papel. En los últimos años, desde que fueron cesados Carmen Calvo y José Luis Ábalos en 2021, en el partido se escuchaba como un clamor que al presidente le faltaban escuderos, pararrayos, dirigentes de primer nivel que le defendieran, que se quemasen incluso por él. En la nueva legislatura, que se prevé durísima, con una mayor precariedad parlamentaria y una oposición implacable, un Gobierno de bajo perfil político no era una opción. Por eso armó un equipo continuista y de combate.

La vicepresidenta tiene por delante sacar los Presupuestos de 2023, intentar aprobar un nuevo modelo de financiación autonómica y seguir la senda de consolidación fiscal

Ese sentido se completa con los nombramientos de este viernes. La elección de Cuerpo garantiza esa "continuidad" que reseñaron tanto Sánchez como el propio ministro y el fortalecimiento de la defensa con Montero. Ella será la vicepresidenta política del Gobierno, por mucho que sea titular de una cartera económica. Porque aunque Sumar (y antes Unidas Podemos) y los socios de investidura le reconocen su capacidad negociadora, también sabe azotar a la oposición. Y no tiene miedo a encajar los golpes. A ello suma su buena relación con los medios. Además, tiene por delante sacar con los aliados los Presupuestos Generales del Estado de 2024 —los que darán desahogo al presidente, como poco, hasta mitad de legislatura— e intentar aprobar un nuevo modelo de financiación autonómica, misión más difícil porque el PP lidera 11 de las 17 comunidades. Montero ha de seguir combinando, ya lo dijo Sánchez por la mañana, el refuerzo del Estado del bienestar con la reducción del déficit y la deuda, ahora que regresan las reglas fiscales que precisamente Cuerpo negoció con Bruselas.

Todo pasa por Montero, Bolaños y Cerdán

Con el señalamiento de Montero en vertical y la entronización de Bolaños —en su caso, asignándole más competencias—, Sánchez empodera a sus dos máximos colaboradores, lanzando un aviso muy claro a sus socios parlamentarios: todo pasa por ambos. En el partido, el juego es también a dos: ella como vicesecretaria general —el cargo que heredó de Adriana Lastra en julio de 2022— y Santos Cerdán como secretario de Organización, el tres que logró forjar el acuerdo con Junts el pasado noviembre. En la reorganización pendiente de la cúpula del PSOE, que se ejecutará en enero, no se prevé en ningún caso que Montero ceda su cartera. Seguirá siendo la dos. En los dos espacios de poder, partido y Gobierno. Un peso único que en los Ejecutivos socialistas solo tuvo, antes que ella, Alfonso Guerra con Felipe González en la Moncloa. Nunca una mujer había llegado tan alto en estos 45 años de democracia en España, coronándose como número dos de su partido y del Ejecutivo. Poder orgánico e institucional.

Sánchez no ha señalado un 'delfín', y aunque a Montero le ayuda ser mujer, pensar en el futuro del presidente ahora es ir demasiado lejos y demasiado aprisa

El refuerzo de la política sevillana hay que leerlo, pues, como coinciden distintos dirigentes socialistas consultados, como un rearme del Ejecutivo. No en clave sucesoria. Es cierto que en el partido se cree que el futuro del PSOE lo debería encarnar una mujer. Pero también lo es que, tras las elecciones del 23-J, en las que contra pronóstico Sánchez ganó un millón de votos y con las que consiguió mantenerse en la Moncloa, ese futuro aún queda demasiado lejos. El presidente no ha señalado aún un delfín. Y no está claro que su partido le obedeciera una vez él se despidiera. "Hoy en día, y con primarias", observa un dirigente que conoce bien las tripas del PSOE, "las sucesiones suelen ser más disruptivas. Saltan un escalón. Las sucesiones a la china (el vicepresidente que sucede al presidente saliente) pertenecen a otra época".

¿Y podría asumir la candidatura socialista en Andalucía, de cara a las elecciones autonómicas de 2026, para enfrentarse a Juanma Moreno? De nuevo, es pensar demasiado lejos en tiempos de política no ya líquida, sino gaseosa. Juan Espadas, secretario general del PSOE andaluz, ha sido premiado como portavoz en el Senado, y él quiere repetir en 2026, pero la última decisión dependerá del jefe. De ahí a que lance a Montero hay un trecho. Ella, además, no quiso regresar a Andalucía una vez fue nombrada ministra. "Hoy seguro que María Jesús no es sucesora de Pedro en Ferraz ni candidata aquí", indica un veterano mando andaluz, "pero nada es descartable en el futuro". En cualquier caso, con su ascenso el PSOE-A se sitúa en lo alto del Ejecutivo.

"Mi melliza, mi hermana"

El nuevo equipo económico deberá demostrar que sigue engrasado tras la marcha de Calviño. Este viernes, en el acto de traspaso de carteras en el Ministerio de Economía, la exvicepresidenta y Montero exhibieron la compenetración que han mantenido en estos años. "Me voy con la misión cumplida y paso el testigo a dos personas extraordinarias, a María Jesús Montero, que es mi melliza, mi hermana, y juntas hemos hecho una gestión de la política económica que quedará para la historia", subrayó Calviño, haciendo hincapié en la sintonía "total" de Economía y Hacienda, algo nada habitual.

"Yo voy a ser una de las personas que más va a echar de menos a Nadia. Nos entendemos con solo mirarnos", despide Montero a Calviño

Lo refrendó Montero: "Yo voy a ser una de las personas que más va a echar de menos a Nadia Calviño. Nos entendemos con solo mirarnos". Fue ella la que pidió a la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, que subiera a la tarima para mostrar la "absoluta complicidad de las mujeres del área económica del Gobierno", la "empatía y sororidad" que ha presidido sus relaciones. "Que las mujeres se pelean es absolutamente falso", remachó. Allí, en el salón de actos de Economía, no estaba Yolanda Díaz, la líder de Sumar. Montero es conocida por tener más mano izquierda con el socio minoritario de coalición, pero tiene claro quién es su equipo, el PSOE.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (2i), y el rey Felipe VI (c) posan junto a Carlos Cuerpo (i), nuevo ministro de Economía, Comercio y Empresa; María Jesús Montero (2d), nueva vicepresidenta primera y responsable de Hacienda, y el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá (d), tras la promesa de sus cargos en el palacio de la Zarzuela, este 29 de diciembre de 2023. EFE / BALLESTEROS (POOL)

Cuerpo defendió la "continuidad" en Economía, y garantizó que en su gestión le pondrá "cabeza, corazón y esfuerzo". Pero sobre todo homenajeó sus orígenes, dejando ver que sabe de dónde viene y que la economía no son solo números: "Estoy sentado a hombros de gigantes". Su abuelo nació en los años veinte del siglo pasado, empezó a trabajar con nueve años y su "obsesión" era dar a sus hijos darle la educación que él no tuvo, y con "sacrificio" les mandó con nueve años al colegio a Badajoz. Sus propios padres decidieron emigrar a Suiza cuando él tenía nueve años. "Os podéis imaginar la edad que tiene mi hija Cristina: nueve años", hiló, ante las sonrisas del auditorio. "Tengo plena convicción de que lo vamos a hacer bien. No podemos permitirnos fallar".

Sánchez abre una nueva página en su Gobierno. Aunque los mimbres son los mismos. Con una diferencia, eso sí: Montero es el eje gravitatorio, la mujer con más poder, su colaboradora máxima. El corazón de la sala de máquinas.