Asturiano, padre de tres hijos, un matrimonio que dura ya más de tres lustros y 'faminazi' por convicción. Son los principales atributos que resalta de su persona Pedro Herrero Mestre en conversación con El Independiente, aunque la vida de servicio público haya formado parte de su día a día durante doce largos años. Herrero conoce bien las bambalinas de la política. A ella accedió primero de la mano de UPyD, y luego de Ciudadanos. De hecho, estuvo a sueldo de la formación naranja hasta hace apenas unas semanas como asesor del ex consejero de Economía, Manuel Giménez, pero terminó siendo una de las víctimas colaterales del terremoto político que activó Inés Arrimadas en Murcia y que precipitó unas elecciones en Madrid que han cambiado el pulso a la política nacional. Herrero cesó el 11 de marzo, como toda la cúpula gubernamental de Ciudadanos en la región.

Ahora ejerce como director en 'Public' de la división de asuntos públicos y comunicación política de la agencia Shackleton y conduce el podcast de análisis político Extremo Centro, un espacio dirigido a los "neuróticos" de la política y, en suma, a la "gran clase media de la no izquierda". Aunque destaca la "belleza salvaje" de la política, no se plantea volver. Su principal proyecto, dice, es su familia. Pero, aunque sea desde fuera y desde una amplia experiencia, sigue aportando algunas de las claves que, por ejemplo Inés Arrimadas, debería seguir para tratar de reflotar un proyecto en vías de desaparición

PREGUNTA.- ¿De verdad cambió la papeleta a las 18:30h de la tarde el 4-M porque se cruzó con un amigo de Ciudadanos?

RESPUESTA.- Sí, sí. Lo hice delante de mis hijos. Una de las cosas más bonitas que tienen los procesos democráticos es la votación. La mayor parte de la gente no piensa en el voto. O es lo que se vota en casa, o se hacen composiciones sobre sus intuiciones morales, o votan porque les caen bien o mal los candidatos o por el programa económico o educativo. Por cierto, un saludo a todos los votantes del PSOE que han votado a Isabel Díaz Ayuso para que no les toquen la concertada.

P.- ¿Por qué decidió no votar a Ciudadanos en estas elecciones?

R.- Bueno, la decisión de la dirección de presentar una moción en Murcia acabó con mi despido del Gobierno. Es un motivo razonable. Soy un perjudicado directo. Pero independientemente de esto, en el manifiesto fundacional de Ciudadanos había un supuesto claro: que el partido se creaba para reducir el peso del voto nacionalista y para reequilibrar el mapa de la política española. Nuestra hipótesis pasaba porque el primer partido político gobierna, el segundo se abstiene y el tercero apoya. Esa dinámica se da en 2016 y se rompe en agosto de 2019. Desde ese momento, Ciudadanos se separa de su sociología, que en España está vinculada a los PAUs, a la gente con familia poco politizada e ideologizada, que quieren un partido que formara gobiernos a izquierdas y derechas, que pactasen presupuestos y que evitasen elecciones.

P.- Lejos de evitarlas, se diría que las han provocado.

R.- Precisamente. Mi separación de Ciudadanos no viene a raíz de mi cese en la Consejería de Economía. Mi separación viene por la sensación de que ya no compartes una misión, que el partido no cumple su función social que es, repito, formar gobiernos, apoyar presupuestos y no repetir elecciones. En el momento en que Ciudadanos rompe con eso, se queda sin espacio.

La política tiene una belleza salvaje, es adictiva. Pero hay que ser capaz de saber irse de la fiesta"

P.- ¿Por qué no se fue antes de Ciudadanos si hacía tiempo que no se sentía identificado?

R.- Tengo testigos que acreditan que yo en agosto de 2019 dije que quería salir de la política y montar una arrocería. Se había producido una enorme quiebra en Ciudadanos. Pero Manuel Giménez [ex consejero de Economía en Madrid] me llama. Él me ha demostrado que hay un ámbito de la excelencia en la gestión que se puede alcanzar con un equipo extraordinario. Los partidos no son monolíticos. Y la militancia en ellos se puede ejercer de dos formas: la primera, que el partido te diga lo que tienes que pensar; y la segunda, decirle al partido lo que tiene que decir. Yo elegí la segunda opción.

P.- ¿Se ha planteado volver? De la mano de Ciudadanos o de otro partido.

R.- No creo. La política es un sitio precioso en el que estar un tiempo. He pasado 12 años apasionantes en los que he trabajado con gente fantástica. Y me parece terrible la mala imagen que tiene la política cuando es un sitio maravilloso. Es muy duro, pero subir al Everest también lo es y no por ello deja de ser bello. La política tiene una belleza salvaje, es adictiva. Pero también hay que ser capaz de saber irse de la fiesta.

P.- ¿Estamos ante el principio del fin de Ciudadanos?

R.- Ciudadanos nació en Cataluña y en las últimas elecciones pasó a tener un 5,6% del voto. Eso ya daba una pista de que la sociología que apoyó Ciudadanos para ser primera fuerza en Cataluña o lograr 26 escaños en Madrid se había evaporado. Yo sí que creo, no obstante, que Ciudadanos puede apelar su existencia a un elemento: reanalizar la sociedad española como se hizo en 2007 y entender que su objetivo no es ganar las elecciones. Creo que donde Ciudadanos entienda que el interés de su sociología está por encima de cualquier otra decisión táctica, como en Castilla y León, sí puede sobrevivir.

Arrimadas era la Iniesta de Ciudadanos. Marcó un gol por la escuadra al nacionalismo"

P.- ¿Ves a la actual dirección del partido capacitada para reflotar el proyecto?

R.- No es un problema de liderazgos. El problema es que del sitio de donde salió la decisión de presentar una moción en Murcia puede salir una secuencia encadenada de decisiones erróneas. A nivel público, Arrimadas sigue siendo el principal activo del partido. Ganó unas elecciones en Cataluña con un traje de faralaes y una bandera de España. Es que era el Iniesta de Ciudadanos. En vez de a Holanda, marcó un gol por la escuadra al nacionalismo

P.- ¿Y qué le ha pasado?

R.- Que ha tomado decisiones en contra de la sociología que representa Ciudadanos. Si en tus acciones y en tus decisiones eres imprevisible, no cumples tu palabra, no eres sólido... tu sociología te abandona.

P.- ¿Debería Albert Rivera volver a la política?

R.- Me gustaría que disfrutase de su familia y de una vida más tranquila. Pero creo que sí que volverá, porque no lo puede evitar. Él es un animal político que en base a su fuerza abrió una brecha en la jungla política española. Lleva dentro un motor nuclear que hará que regrese, de una u otra forma.

P.- ¿Cómo ha logrado Ayuso absorber por completo a Ciudadanos en estas elecciones?

R.- Cuando nosotros irrumpimos, el PP era el único contenedor político de la derecha. Yo creo que, frente a la idea de muchos opinadores, la aparición de Vox es muy buena para la democracia española, porque permite revitalizar el debate dentro de la 'no izquierda' y que haya un debate de ideas. Creo que gracias a esta circunstancia, el PP puede absorber hoy lo que anteriormente era Ciudadanos. Y Ayuso lo ha hecho, no sólo con ellos, sino también con parte del PSOE.

La irrupción de Vox es muy buena para la democracia española"

P.- ¿Es un éxito de Ayuso o del PP?

R.- En un mundo en el que ya no se apela a los valores universales y donde las ideologías han decaído, la potencia de los liderazgos carismáticos es muy superior a la de los partidos políticos. En cada elección que se produzca, lo que va a primar no va a ser tanto la capacidad de las siglas o de la organización, sino la capacidad para presentar candidatos que representen coaliciones ideológicas lo más amplias posibles.

P.- ¿Pablo Casado tiene posibilidades de replicar a nivel nacional el éxito de Isabel Díaz Ayuso?

R.- Pablo Casado está haciendo lo que tradicionalmente se hace cuando uno accede al liderazgo de la oposición: difuminar sus contornos. Pero la tesis de 'en cada sitio una Ayuso' no puede ser confundida con que 'en cada sitio, Ayuso'. No puede ir por ejemplo a Extremadura con el modelo de libertad, hostelería y concertada de Madrid si allí lo que te pide la sociedad es, por ejemplo, seguridad, colegios públicos y ayudas al campo. Casado va a tener serios problemas para lanzar un discurso que amalgame toda la diversidad y pluralidad de las voces territoriales, con acentos muy fuertes. Debe buscar una profunda adaptación al territorio.

'The Wire' y la "histeria" de la izquierda

Las elecciones en Madrid terminaron por poner punto y final a la carrera política de Pablo Iglesias, un candidato "quemado" cuyo principal problema, asume el asesor político, ha sido el de construir durante años una serie de cadalsos a los que el candidato morado finalmente se ha tenido que subir, como los escraches o la moralización de su vida privada.

En su conversación con El Independiente, y dentro aún del marco político, Pedro Herrero localiza un punto clave de la decadencia en que ha entrado la izquierda española tras el hundimiento que experimentó en el plebiscito madrileño: los discursos "descerebrados" de Iglesias a los que a Gabilondo "se le arrastró" y la incapacidad de ver que los problemas reales de la gente nada tenían que ver con la lucha contra el fascismo que PSOE y Podemos empuñaron en campaña. Y atisba una oportunidad para la derecha, siempre y cuándo ésta logre aprovechar la inestabilidad política en la que se ha sumido la izquierda tras el 4-M.

P.- En la otra cara de la moneda, la izquierda se ha derrumbado en estas elecciones. Ayuso les ha arrasado hasta en sus bastiones históricos...

R.- Hay una frase en The Wire que dice: un camello nunca debe consumir su propia mercancía. Eso le ha pasado a Iglesias y Gabilondo, al que deseo una pronta recuperación de su problema de salud. Estos dos candidatos han roto la línea de campaña, tratando de asumir un discurso extravagante, histérico. Se han dejado llevar por lo que politólogos, columnistas o humoristas trasladaban sobre Madrid. A veces uno no sabía si la campaña de PSOE y Podemos era un 'sketch' de El Intermedio. Sin embargo, Mónica García sí mantuvo una línea coherente. Es madre, médico, madrileña. Han hablado de salud mental, de colegios públicos, de infraestructuras... Incluso mostró incomodidad ante el papelón de los otros candidatos.

No hay nada más peligroso que un asesor de campaña creyéndose la teoría de su propia genialidad

P.- Hubo un punto de inflexión en la campaña en que las mencionadas fuerzas empuñaron la dinámica antifascista como eje central del discurso. ¿Diría que fue ahí cuando se torcieron las cosas para la izquierda?

R.- Sí, en el famoso debate de Cadena Ser se pretendió dar ese golpe de efecto. La última semana de campaña, en una comunidad que lleva un año confinada, con decenas de miles de muertos, donde hay problemáticas económicas reales, te viene la izquierda a hablar de antifascismo y te ponen a una ministra con la foto de una navaja a dar una rueda de prensa y a asumir el marco que había trasladado el PSOE a nivel nacional de que Madrid era un infierno. A Gabilondo se le arrastró de manera irresponsable a seguir las afirmaciones descerebradas de Iglesias. Se le cambió dos veces en 15 días la dirección de la campaña. Primero era el candidato de la moderación; luego, el de que debatir con Vox era debatir con el fascismo. No hay nada más peligroso que un asesor de campaña creyéndose la teoría de su propia genialidad.

P.- Gabilondo se dejó arrastrar. ¿Pero a Iglesias? ¿Qué le pasó?

R.- Lo que hemos visto es que los trucos de magos ya están muy vistos y que esa admonición moral de Iglesias ya muy poca gente se la compra. Mientras Ayuso estaba por encima del PP, Podemos escondía a Iglesias. Su problema ha sido que activó una serie de mecanismos que eran novedosos: los escraches, la moralización de la vida privada o de las decisiones de consumo. El dónde vives era un elemento que él utilizaba para juzgar a los demás. No obstante, con el tiempo, Iglesias también ha sido juzgado por su vida sentimental y por dónde se fue a vivir. También ha sufrido terriblemente las herramientas que él implantó, como los escraches. Iglesias construyó unos cadalsos a los que ahora se ha tenido que subir.

La derecha con tintes más sociales puede acabar con el préstamo de 40 años de voto agrario al PSOE"

P.- La dimisión de Iglesias, Ciudadanos en vías de desaparición... ¿de verdad estamos ante un cambio de ciclo político?

R.- La política española es inestable a nivel de organizaciones políticas, no así de sociologías. Si alguien quiere entender hacia dónde va el nuevo ciclo político, haría mejor en ver cuál es la representación política adecuada de esa sociología, y no tanto del destino de los partidos.

P.- ¿Y qué nos dice la sociología sobre el devenir de la política española?

R.- Nos dice que es posible que la derecha con tintes más sociales puede ser capaz de terminar con el préstamo de 40 años del voto agrario al PSOE, y que para éste sea posible seguir en el Gobierno nacional, pero le sea imposible gobernar en ninguna comunidad autónoma.

Los PAUs y la España de los 'Pacos y Manolos'

Dentro de la vorágine de trasvase de votos que se ha producido en la Comunidad de Madrid, llama también la atención lo ocurrido en los nuevos desarrollos urbanísticos o PAUs de la región, hasta ahora entendidos como los grandes cinturones naranjas en que Ciudadanos registraba antaño sus mejores marcas electorales y en los que ahora también reina Isabel Díaz Ayuso. Herrero vincula esta conversión en la dirección del voto de las clases medias-altas de Madrid en el propio abandono de la sociología identitaria de Ciudadanos que ahora empuña el PP y advierte a la izquierda del "error gravísimo" para sus expectativas electorales el hecho de seguir demonizando a este colectivo.

P.- Otro fenómeno de estas elecciones ha sido la transformación de los PAUs, cinturones naranjas por excelencia, en los nuevos feudos de la derecha en Madrid.

R.- La sociología de los PAUs es particular. Se trata de familias con dos o tres hijos, con coche y trabajo, que no ha sufrido nada más de lo razonable los rigores de la crisis y que han podido completar proyectos de vida satisfactorios. Lo que quieren es que la política no se entrometa demasiado en sus vidas, que les deje en paz. Ese rol, hasta ahora, lo cumplía Ciudadanos, pero esa política hoy la representa Isabel Díaz Ayuso.

P.- ¿Se ha demonizado en cierta medida este modo de vida por un sector de la izquierda?

R.- Se ha producido una lectura antagónica hacia esa España de los PAUs por parte de las nuevas clerecías -columnistas, periodistas o humoristas- por el hecho de que muchos sienten que ese modelo de vida es indeseable o inalcanzable. Hay unas ciertas gotas de rencor social. Nunca entenderé que un periodista exprese en voz alta que le parece mal que la gente se vaya a vivir a un PAU. ¿A ti qué más te da? Menos presión para la subida de tus alquileres en Malasaña. La izquierda comete un error gravísimo convirtiendo en representativo de su sociología esta manera de pensar, que pertenece a una absoluta minoría y que no tiene nada que ver con cómo piensa la gente de Fuenlabrada o de Leganés.

Confundir que no se utilice la palabra 'niñe' con los intereses materiales de la gente es un suicidio para la izquierda

P.- ¿De dónde viene este arquetipo?

R.- Parte de la prescripción respecto a los modelos de vida de la nueva izquierda está muy vinculada a una nueva élite urbana que existe en el centro de las ciudades del siglo XXI. París, Berlín, Londres, Madrid, Barcelona... La nueva izquierda siente un fuerte resentimiento social hacia los 'Pacos y los Manolos'. Están todo el día denunciando al que se le abren las piernas en el metro, al camarero que les pone mal la Coca-Cola o a no se qué 'cuñado' porque no utiliza la palabra 'niñe'. Confundir eso con los intereses materiales de la gente que vive en Leganés, Getafe o Fuenlabrada es un suicidio para las organizaciones políticas de izquierda. Y es esa narrativa sobre la que una derecha de carácter social, que hable de lo comunitario y de las redes de protección colectiva la que puede sobrepasar a la izquierda. La cartela del 'Black Lives Matter'; el 8-M; el 'gretismo'... es una abierta contradicción en lo que es la propia materialidad de la vida. Puede existir una periodista propietaria de un medio que explota a sus trabajadores mostrando una extraordinaria solidaridad con el clima. O a una persona que se emociona con los mensajes de Greta Thunberg pero que pasa sus vacaciones en un yate de Tailandia.

'Faminazi' vs. nuevo feminismo

Pedro Herrero desgrana la necesidad de un podcast de análisis político -Extremo Centro- que dé herramientas de información a una clase media no identificada con la izquierda que necesita asumir, dice, un "cierto radicalismo en las formas" y que implica trabajar en la propia mecánica del terrorismo. En su conversación con El Independiente da tiempo a debatir sobre el modelo feminista que se implantó en España a partir del 8 de marzo de 2018 y que, a su juicio, "supone una derrota en sí mismo". En este bloque, desgrana el por qué de esta teoría.

P.- Hábleme de Extremo Centro. ¿Cómo surge este proyecto?

R.- Es un espacio de libertad, donde se pueda reflexionar sobre lo que es la política en España. Detectamos que, fruto del proceso de polarización, los grandes intermediarios de información comenzaron a fragmentarse y se debilitó la gran clase media de la no izquierda: el padre o la madre de familia, que no tiene tiempo de escribir en blogs o de ser guionista de Broncano.

P.- ¿Ese es vuestro target?

R.- En general somos un producto muy prêt-à-porter, muy pequeño. Antagonizamos con las nuevas clerecías. No tenemos una gran audiencia, pero hay por ejemplo conductores de programa de radio nacional o columnistas de primer orden con 200.000 seguidores en Twitter que nos escuchan. De ese modo, nuestro impacto es mayor, porque ponemos conceptos en circulación y todo funciona como una cámara de segunda lectura. Somos un producto para los neuróticos de la política, que trabaja mucho sobre la mecánica del terrorismo.

Si la no izquierda quiere penetrar con sus ideas, tiene que asumir un cierto radicalismo en las formas"

P.- Explique qué implica trabajar sobre la mecánica del terrorismo.

R.- El terrorismo implica una manera de pensar en la cual el terrorista tiene que decidir si lanza una lata de gasolina a un colegio o apuñala con un cuchillo a una mujer. No va tanto de formas, sino de fondo. Si la no izquierda quiere penetrar con sus ideas, incluso para defender elementos conservadores como puede ser la familia o el hecho de querer una vivienda con piscina y pista de pádel, tienes que asumir un cierto radicalismo en las formas. Hay que entender que si el conservadurismo no se reforma, se debilita. La gente que defiende la familia es vista muchas veces como un capillitas, que aflauta la voz y pide por favor paso. Y no.

P.- ¿Por qué se ha asumido, según el marco que plantea, que alguien de izquierdas no puede querer un piso con piscina y pista de pádel?

R.- Viene de una perspectiva post 1968, donde hay toda una teoría por la cual se entiende que proponer un propósito al individuo implica dominarlo y, por tanto, limitar su capacidad para liberarse y emanciparse. Esta teoría está muy vinculada al nuevo feminismo político y militante, que está vivo en España desde el 8-M de 2018, y que ven la familia y esencialmente la maternidad como un elemento limitante del desarrollo emancipador de la mujer. Los roles femeninos que hemos asociado a este proceso de transformación cultural no pone en valor a la mujer madre. 

P.- Pero más allá de ideologías, la base del feminismo pasa precisamente por ensalzar la libertad de las mujeres para ser lo que quieran ser. Madres, directivas o ambas. ¿No lo ve así?

R.- No es ese el problema. Muchas veces bajo el paradigma de libertad se induce a las personas a considerar que hay algunas decisiones mejor que otras. ¿Por qué se lee como algo de izquierdas la renuncia a formar una familia o a tener una casa en una urbanización? Otro elemento determinante y que creo que es muy importante es que entre los más jóvenes está penetrando una visión dialéctica de que mujeres y hombres han establecido relaciones sindicales y no románticas, en las que la mujer lleva la cuenta de cuántos pañales o lavadoras pone cada uno. Una mujer verdaderamente emancipada hoy en día se entiende como aquella que pone por delante la profesión a su relación o que cualquier renuncia en favor de la familia debe ser tasado, medido y evaluado. Y toda esta tesis también la alimentáis los periodistas.

El periodismo prescribe muchos más modelos morales de vida que los curas"

P.- ¿Cómo?

R.- El periodismo prescribe muchos más modelos morales de vida que los curas. La visión moral de los periodistas se traduce hacia sus creaciones. Respetan la libertad pero te hago un artículo diciendo que el urbanismo de los PAUs está moralmente mal. O que la furgoneta de diésel contamina cuando para cualquier familia con tres hijos o más o con un padre enfermo es una necesidad. O el hecho de que los modelos femeninos de éxito que se plantean una y otra vez en el espacio público es el de las mujeres que entran en consejos de administración. El hecho de que los periodistas estén prescribiendo sobre cómo y dónde tengo que vivir o no, me fascina. Muchas veces se da la paradoja de que yo, con tres hijos, casado durante 16 años, y siendo una persona mínimamente funcional, estoy recibiendo comentarios negativos sobre el tipo de vivienda que tengo de parte de gente que comparte piso y tiene las baldas de la nevera separadas por inquilino.

P.- Quizá esto se produce precisamente porque durante demasiado tiempo las mujeres han estado vetadas de este tipo de puestos. Y ahora sólo se les recuerda que si quieren, pueden conseguirlo.

R.- Que visibilizar la incorporación de la mujer al trabajo es un éxito y tiene componentes emancipadores, te digo que sí. Pero lo que te digo como 'faminazi' es que si la sociedad española no actúa de manera radical para cubrir los espacios de cuidado y de maternidad de manera comunitaria y pública se está empujando a las mujeres a un destino terrible. Las estamos dejando solas y con la prescripción pública les estamos diciendo que los modelos virtuosos son aquellos que priorizan lo profesional sobre lo familiar. Tampoco tiene sentido lo que está ocurriendo con la brecha de género en España, que lleva veinte años reduciéndose por la única y exclusiva razón de que nacen la mitad de niños. Cuando vamos a las encuestas de fertilidad y preguntamos a las mujeres, nos dicen que si la media es 1,2 niños, a ellas les hubiera gustado tener dos. Y una de las razones fundamentales que esgrimen es que no encuentran la pareja adecuada para ello. Sobre todo eso se tendría que trabajar.

P.- También influirá la falta de recursos que tendrán muchas de estas mujeres para formar una familia, ¿no?

R.- Sí, esa es otra de las principales razones.

P.- Te defines como 'faminazi'. Explique qué significa exactamente ese concepto.

R.- 'Faminazi' es todo aquel que considere que hay un bien social en el hecho de tener hijos y cuidarlos y que propone una sociedad ordenada alrededor de ese principio. Una sociedad que no es capaz de ofrecer a sus individuos un proyecto familiar completo es una sociedad fallida.

P.- ¿Ves que haya muchos adeptos a esta teoría?

R.- Minoritarios pero en auge.

P.- ¿En qué medida dirías que eres 'faminazi'?

R.- Líder de la organización terrorista, primer militante y último disidente.